Esta crítica se ha escrito tras ver los dos primeros capítulos de ‘Eran diez’ y no contiene spoilers.
La historia de Diez negritos (o deberíamos decir Y no quedó ninguno o Eran diez, si nos ceñimos a la actualización del título) es una de las más adaptadas de Agatha Christie, y eso que es de por sí de una de las autoras con más versiones de sus relatos. Si fue BBC la que hace algún tiempo trasladó la historia a la pantalla con una miniserie de tres episodios, en esta ocasión hace lo propio el director francés Pascal Laugier (Ghostland, El hombre de las sombras), quien ha adaptado el cuento para el canal M6 en una versión que llega a España de la mano de SundanceTV.
La premisa de Eran diez da mucho juego y la propuesta francesa, además, actualiza el relato dándole una pátina de terror moderno que le sienta bastante bien y que muestra la atemporalidad de las obras clásicas. Varias personas, que no se conocen entre sí, reciben invitación para ir a una isla paradisíaca donde hay un complejo de ocio de lujo. Al llegar descubren que, en total, contando al equipo de trabajo, solo son diez hombres y mujeres en un lugar que dista mucho de ser un hotel de alta clase.
El escenario es, pues, un lugar salvaje bastante dejado y ya dado a la incomodidad. Pero, por si eso fuera poco, empezarán a ir apareciendo cadáveres entre sus filas. Los visitantes pasan rápidamente de estar ofendidos por la falta de confortabilidad del sitio a sentir pánico por la ausencia de recursos y la presencia de un asesino. ¿Hay una persona de fuera que está acabando con ellos, o el responsable se encuentra entre sus compañeros?
(Fuente: SundanceTV)
El ingrediente que tenía la obra original para atrapar era precisamente esa incertidumbre que te hacía querer saber cuál es la falta de cada uno por la que están siendo asesinados y quién es el culpable. Si a eso le sumamos que cada uno ha sido invitado o convencido por un misterioso individuo al que nadie conoce demasiado, la intriga está servida. La serie aprovecha ese misterio para rescatar mediante flashbacks el pasado de los diez, de forma que a medida que vayamos sabiendo la verdad, también se irá acabando con ellos.
En ningún momento el espectador sabe más que los protagonistas: si queremos descubrir la verdad, tendremos que seguir viendo cada sacrificio, implicándonos en la historia. El relato original jugaba con el recitar de un cántico que hablaba de diez negritos que se fueron a cenar e iba eliminando a cada uno de ellos, hasta que al final “Un negrito quedó solo, se ahorcó y no quedó ninguno” e iba apoyando los versos con unas figuritas que iban desapareciendo conforme lo hacían las personas. Replicando ese recurso, cada vez que uno de ellos aparezca muerto, una pantalla de ordenador les irá lanzando un mensaje y haciendo desaparecer una figurita de madera. Es decir, desde el primer minuto se despeja la duda: no están por error y no van a salir de esa. No importa lo que hagan, el final ya está escrito.
La falta de agua, de comida, de telecomunicaciones no harán más que acompañar a un lugar demasiado salvaje e incontrolable. Lo que se propuso como un paraíso de naturaleza, queda reducido a un escenario en el que desconfiar de todo y de todos. El resultado es una propuesta suficientemente actualizada para que no se añore una serie de época y muy ágil, que se ve con la tranquilidad que da el no esperar grandes giros pero querer saber cómo acabará.
‘Eran diez’ se emite los jueves en SundanceTV.
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