(Fuente: IMDB)
Esta crítica se ha escrito después de ver el sexto episodio de la temporada 6 de ‘Los 100’ y contiene spoilers.
Los 100 no es una serie perfecta. Ninguna lo es realmente, pero siempre será digna de análisis la habilidad que tiene esta producción de CW para evolucionar constantemente, de saber hacerlo a partir de una premisa que parecía no tener demasiado recorrido y después de un primer episodio por el que nadie habría apostado cinco céntimos.
Y aquí estamos, cinco años después, en los que serie ha ido ampliando su mitología, sorprendiéndonos paso a paso, sin olvidar nunca cómo comenzó todo. Y cuando hablamos del principio, nos referimos a los hechos ocurridos antes de que esos 100 adolescentes considerados delincuentes bajaran a la Tierra.
Era fácil pensar que el planteamiento de esta sexta temporada podría ser similar a la de su inicio, que íbamos a repetir las dinámicas del descubrimiento de un nuevo planeta con el que empezó la serie, pero rápidamente demostraron que los retos eran diferentes, y despertaron nuestra curiosidad por conocer la historia del conflicto de Santuario y Los niños de Gabriel.
(Fuente: IMDB)
Y al ampliar su mitología la serie nunca olvida las experiencias vividas por los personajes en las temporadas anteriores. Ninguno de los personajes se parece a los que conocimos en la primera temporada, porque en este tiempo han tenido que tomar decisiones muy difíciles y aquí nadie olvida, ni perdona. Este carácter acumulativo juega a favor de la serie, porque los conflictos siempre son mucho más complejos que el de la mera supervivencia.
Con este nuevo planeta, Los 100 ha tenido la oportunidad de construir todo un nuevo universo desde cero y ha podido hacerlo de mejor forma que en las primeras temporadas, porque en pocos episodios hemos aprendido sobre la historia, cultura y sistema de creencias de Santuario de forma mucho más elaborada que con los Grounders y los Mountain Men en las primeras temporadas.
Una de las cosas que más me está gustando de esta sexta temporada, es que los personajes hablan y se cuentan las cosas. Parece una nimiedad, pero en la ficción es inevitable ese momento en el que nos preguntamos por qué los personajes no están compartiendo la información que tienen, esto rompe la magia, porque somos conscientes de que muchos conflictos se solucionarían fácilmente si A le dijera a B lo que sabe.
(Fuente: IMDB)
Tuve el temor de que eso ocurriera cuando Josephine ocupa el cuerpo y memoria de Clarke. Caer en esa tentación de alargar la trama es fácil, pero posponer estos misterios no es algo que caracterice a Los 100. En otras series es más que probable que el resto de personajes hubiera permanecido más tiempo sin saber lo que estaba pasando, pero aquí lo resuelven en un solo episodio.
Nos interesa lo que está pasando en Santuario con los Primer; con Madi y sus antepasados; con Bellamy, Murphy y compañía; y también el viaje de Octavia y Diyoza, porque en todos los frentes hay algo en juego y no hay ninguna trama que no queramos dejar de visitar a favor de otra.
En este punto de la temporada, ya sabemos que Clarke sigue ahí. En seis episodios han pasado muchísimas cosas, porque Los 100 nunca ha tenido miedo de quemar cartuchos, enciende varios en cada episodio, porque sabe que tiene más de reserva. La serie parece haber vuelto a sus mejores momentos. Y eso que los peores nunca fueron malos.
Los nuevos episodios de ‘Los 100’ se estrenan los martes en SYFY España.
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