Esta columna ha sido escrita después de ver el episodio 2×09 de ‘Succession’ y contiene spoilers.
En la primera temporada de Succession, Shiv te puede caer bien o mal. O no caerte de ninguna forma en absoluto, porque no despierta demasiadas pasiones. Nació blanca y multimillonaria en un mundo de enormes privilegios, así que no ha tenido que luchar ninguna batalla, pero era la única que había decidido trabajar fuera del conglomerado Waystar Royco, y solo por eso merecía algo (un poquito) de nuestro respeto.
Su elección profesional en el mundo de la política, situada en el extremo opuesto de la ideología de ATN, era una clara muestra de rebelión contra el padre. O puede que ni siquiera haya sido una elección identitaria sino el camino natural, al darse cuenta en algún momento de que, como mujer, no había lugar para ella en el negocio familiar.
Pero el sexismo nunca ha sido un recurso para hacernos simpatizar con Shiv; ella nunca ha sido presentada como un modelo a seguir, ni como la representación de una lucha feminista en Succession, es una persona ambiciosa que siempre ha tenido lo que ha querido, y lo que quiere ahora es ser la sucesora de su padre: “Me hizo una puta oferta y voy a canjear ese cupón”, dijo en el episodio 2×08. Entonces llegó el episodio DC, y con él la escena más incómoda de toda la segunda temporada de la serie (y hemos visto a Tom y Greg peleando en el suelo por una salchicha, como dos bufones en la corte), porque ella acepta representar el papel de todo lo que odia.
Desde que en 2017 surgió el movimiento #MeToo hemos visto su impacto directo (y positivo) en las historias que se cuentan -y cómo se cuentan- en las series. Hemos sido testigos de un proceso de transformación en la ficción, que le ha dado voz a los supervivientes de violaciones y ha conseguido que deje de usarse la violencia sexual como un recurso de guion. Y, cuando en las series se ha hablado de los contratos de confidencialidad con los que se había llegado a un acuerdo con las víctimas de acoso sexual, se ponía el foco en la necesidad de reparar lo que se hizo mal en un principio, como vimos en la temporada 15 de Anatomía de Grey y la segunda de The Good Fight.
(Fuente: HBO)
Succession ha elegido un camino distinto. La serie le ha dado el punto de vista a los que tienen el poder de silenciar a las víctimas con dinero. La misión de convencer a la víctima personal (y testigo de otras atrocidades) de que no declarara en contra de ellos le fue encomendada a Shiv y Rhea, porque son mujeres (“soft skills lady-duty shit work”). Rhea no fue capaz de cruzar esa línea, pero Shiv sí.
Fue desasosegante verla perder los principios que parecían separarla del resto de su familia en un movimiento maquiavélico y con un discurso sumamente retorcido, pero Shiv no jugó a engañar a Kyra, no inventó una historia para despertar su compasión, no amenazó la seguridad de su familia, ni se dirigió a ella como a una persona a la que podía manipular fácilmente. Shiv la trató de igual a igual y la convenció de que se encargaría de lidiar con los culpables, sin que ella tuviera que sufrir ninguna de las consecuencias del escarnio público. Le ofreció otra perspectiva.
Shiv le ofreció a Kyra justicia, dinero y tranquilidad, sin que fuera necesario vivir la experiencia de una valiente Christine Blasey Ford, que en 2018 tuvo que someterse a la preguntas del Senado de los Estados Unidos en una extenuante comparecencia, para ver como semanas después Brett Kavanaugh era confirmado como juez de la Corte Suprema, el 6 de octubre de 2018, justo un año antes del día de emisión de este episodio de Succession en HBO. Shiv hizo lo que hizo por las razones equivocadas, sí, pero lo retorcido de su argumentario no son sus intenciones, sino que tiene mucha verdad. Eso es lo que más nos perturba.
Shiv consiguió lo que quería, salvó a la familia de la crisis más importante de su historia, demostró su valía y recibió lo que todos los vástagos Roy más anhelan: el reconocimiento del padre. Por el camino, perdió su ética, su brújula moral, todos sus escrúpulos y parte de su humanidad, todo a cambio de un cargo que seguramente nunca tendrá. Tendrá que lidiar con las consecuencias, y nosotros estaremos ahí para verlo, porque cuando le pedimos mujeres complejas a las series, no le pedimos un ideal aspiracional, lo que queremos son más personajes como Shiv en pantalla. Estamos viviendo buenos tiempos en la ficción.
Las mujeres terribles
La ficción necesita antiheroínas, villanas y personajes femeninos que toman malas decisionesfueradeseries.com