(Fuente: Paul Drinkwater / NBC)
Tengo una relación complicada con los Emmy, con los Globos de oro y con los Óscar; menciono esos premios en particular porque son los únicos de los que veo las galas, del resto me entero al día siguiente, con suerte. Mi lado más cínico suele mirar los premios con desprecio y no les concede ningún valor, pero eso solo es hasta que coinciden con mis preferencias, porque entonces me parecen muy acertados. Dicho así sé que suena un poco infantil, pero creo que nos pasa un poco a todos.
Contradicciones aparte, siempre sigo (en directo o en diferido) las ceremonias de entrega de esos premios, y lo que más disfruto de ellas no es ver si ganan mis favoritos o pierden, sino las presentaciones y los discursos de agradecimiento. Las primeras me gustan perspicaces y con gracia, como la que hizo Natalie Portman en los Globos de oro de 2018: “Y aquí están todos los hombres nominados”; los segundos me gustan divertidos, como el de Merritt Wever en los Emmy de 2013, o la referencia a Barack Obama de Phoebe Waller-Bridge en los Globos de oro de este año; y reivindicativos, como el de Michelle Williams en la misma gala; estos últimos siempre me emocionan.
Sé que no a todos les gusta que se hagan reivindicaciones en las galas, quizá porque consideran que ese no es el espacio para hablar de política o porque prefieren que esos eventos sean una cosa menos trascendente, pero a mí me parece muy positivo que la gente con cierto poder en la industria aproveche la plataforma para algo más que decir una retahíla de nombres de productores, agentes y representantes que ni me van ni me vienen.
Además de aplaudir (cual Meryl Streep a Patricia Arquette en los Óscar de 2015) las reivindicaciones, me derrito ante las palabras más emotivas, como la hermosa presentación del premio Carol Burnett para Ellen Degeneres que hizo Kate McKinnon el pasado domingo en los Globos de oro.
El de Mckinnon fue un texto sencillo, bonito, honesto y poderoso. Fue personal. Fue político. Fue perfecto. Los mejores momentos de la gala ocurrieron a pesar de Ricky Gervais, que intentó silenciar cualquier discurso político haciéndoles creer a los presentes que hay temas de los que no deberían hablar porque no tienen derecho, cuando es su deber. El británico ya agota con esa actitud forzada y trasnochada de “Me aburro. No quiero estar aquí, me han obligado. Pagadme ya”. Afortunadamente decidieron ignorarlo. Ojalá no se callen nunca.
Podcast: Gran Angular — Globos de Oro 2020 (ep.77)
Repasamos la gala, los ganadores, los discursos más aplaudidos y las ausencias más notablesfueradeseries.com