(Fuente: HBO España)
Esta crítica se ha escrito después de ver los dos primeros episodios de ‘Devs’. No contiene spoilers.
Para su estreno con las series de televisión Alex Garland ha vuelto a reunir al equipo con el que trabajó en Ex Machina. El diseño de producción y la fotografía de Devs son tan apabullantes e hipnóticos como los de sus anteriores películas y sus ideas son este caso aún más ambiciosas que en la del título que le valió la nominación al Óscar como mejor guión original en 2015.
La historia comienza con la apacible cotidianidad de la vida en pareja de Lily (Sonoya Mizuno) y su novio Sergei (Karl Glusman). Ambos trabajan en Amaya, una gran compañía tecnológica que tiene un proyecto ultrasecreto llamado Devs, al que Sergei es invitado a unirse. Después de su primer día de trabajo, él no regresa a casa y ella empieza lo que entendemos rápidamente será una peligrosa búsqueda de la verdad. Qué le pasó a su novio, por qué, qué hay detrás de ese misterioso proyecto y para qué fue creado son las preguntas básicas a las que Lily espera encontrar respuesta.
Poco más se puede contar de Devs sin revelar los principales giros de la trama y las motivaciones de sus protagonistas en los dos episodios que se estrenan hoy, pero sí os podemos avanzar que los espectadores resolvemos esos interrogantes a grandes rasgos en las dos primeras horas de la serie. Mientras seguimos a Lily en su viaje de descubrimiento, Forest (Nick Offerman), el gurú místico y mesiánico de Amaya, y su equipo continuarán avanzando con Devs y revelando los detalles de todo lo que está juego con el proyecto, tanto a una escala íntima y personal como en una de dimensiones inmensurables en cuanto a sus implicaciones.
Determinismo, el papel del libre albedrío en eventos que se pueden predecir con algoritmos, mecánica y física cuánticas, inteligencia artificial, multiversos… las ambiciones temáticas de Garland en esta serie son grandilocuentes y su tono es profundamente solemne y frío, pero no críptico. Rápidamente olvidareis los papeles anteriores en los que habéis visto a Offerman (está fantástico en este papel dramático), Alison Pill o Zach Grenier (David Lee en The Good Wife), aquí no hay espacio para que se cuele ningún gesto o comentario ligero, todo está cargado de gravedad y trascendencia.
(Fuente: IMDB)
“Esto lo cambia todo… Si es verdad cambia, literalmente, cada pequeña cosa.
– No, si es verdad, no cambia absolutamente nada”.
Esos diálogos los escuchamos en el primer episodio. Devs es ese tipo de serie. Su tono es pausado, en ese sentido llama la atención que algunas escenas de acción -como la del final del segundo episodio-, que podrían ser muy efectistas y viscerales, se prolonguen con el uso de la cámara lenta, por lo que no traiciona nunca el ritmo de su propia canción. Garland no ofrece concesiones, pero se agradece que esa parsimonia de la que hace gala no se traslade a la trama: se va revelando información y no se mantiene en misterio de forma artificial.
El diseño de producción está a su servicio con unas instalaciones ostentosas que combinan sin timidez alguna un cubo luminoso que levita gracias al uso de campos electromagnéticos y enormes obeliscos dorados que harían llorar de orgullo a Stanley Kubrick. La belleza visual de Devs es soberbia y su atmósfera ominosa es hipnótica.
Si sois de los que estáis predispuestos a entrar en este tipo de propuestas (yo lo estoy) es inevitable caer rendido en las redes místicas de una serie en la que la música incidental se decanta por cantos gregorianos, pero si, por el contrario, sois de los que tienen reservas ante cualquier ficción que sea susceptible de ser descrita como pretenciosa, es posible que huyáis en dirección contraria, porque Devs lo es y está orgullosa de serlo.
Los primeros dos episodios de Devs ya están disponibles en HBO España. Los ocho siguientes se estrenarán los miércoles a ritmo semanal.
Cháchara y diseño: ¿por qué no?
En ‘Devs’, Alex Garland se pone muy… Alex Garland. Que es justo lo que queríamosfueradeseries.com
