Esta crítica se ha escrito después de ver los dos primeros episodios de la temporada 4 de ‘Better Things’. No contiene spoilers.
Better Things es una de mis series preferidas. Es también una de las más difíciles de vender a aquellos que aún no han decidido verla, porque no tiene una gran premisa. Tampoco una trama horizontal que nos mantenga intrigados por saber qué va a pasar, porque en la serie de Pamela Adlon muchas veces las cosas que se anuncian no pasan y, en otras, lo mejor ocurre fuera de plano. Para mí, esta serie es un regalo. Objetivamente, también lo es.
Decir que su propuesta es personal es quedarse corto. Además de estar basada en sus experiencias, Adlon es la jefa de la sala de guionistas, dirige todos los episodios, es la showrunner y también la protagonista de la serie. Better Things es personal porque todo pasa por el filtro de su mirada y su experiencia, y se siente personal porque cada plano respira humanidad y honestidad. Da la sensación que todo lo que vemos en pantalla podría ocurrir (y está ocurriendo) independientemente de que hubiera una cámara para captarlo o no. Es visceral y al mismo tiempo contemplativa; es naturalista y también lírica… Es magia.
La cuarta temporada empieza con un montaje que nos lleva de paseo por las estancias vacías de la casa de las Fox. Fuera llueve, se escucha el silencio y se respira tanta tranquilidad que Sam puede dormir a pierna suelta hasta que le apetece. Seguro que le ha sentado bien el descanso pero la conocemos y sabemos que también habrá echado de menos tener a sus hijas. Pura economía narrativa.
(Fuente: HBO España)
Además de sorprendernos por lo mucho que han crecido sus dos hijas menores -especialmente Duck- en el viaje de vuelta del aeropuerto nos ponemos al día de forma muy orgánica con lo que ha ocurrido durante estos meses, confirmamos que el ex de Sam continúa siendo un impresentable, y que aunque a veces parece que queda en el fondo, la serie siempre ha estado atenta a la salud mental, la vejez y la mortalidad de Phil, algo que se ha ido tocando de forma sutil en cada temporada.
Si sois de los que seguís la serie pero a vuestro ritmo y no al de emisión, y esperáis hasta que se den las condiciones de tiempo y espacio que consideréis idóneas, quizá os anime saber que con solo dos episodios Better Things ha vuelto a demostrar que está en su mejor momento. El trabajo de dirección de Adlon es pura poesía, verla cocinar da más hambre que nunca, sus hijas siguen haciéndonos recordar lo mal que tratamos a nuestras respectivas madres cuando teníamos su edad (crucemos los dedos para que Duck nunca pase por la fase adolescente), hay una trama laboral que puede dar mucho juego y ver a Sam teniendo una crisis de la mediana edad es algo que la televisión necesita más que fibra de calidad para reproducir vídeos de streaming.
Sabéis solo hace falta ponerse, para qué os resistís.
Los nuevos episodios de ‘Better Things’ está disponibles los viernes en HBO España.
Crítica: ‘Better Things’, la temporada 3 es la mejor de todas
Pamela Adlon no tenía nada que demostrar, pero ha conseguido superar la magia de las entregas anterioresfueradeseries.com