Esta crítica se ha escrito después de ver cinco episodios de ‘Run’. No contiene spoilers.
Merritt Wever lleva años robando escenas (y nuestros corazones) en todas las producciones en las que aparece. Ella fue la razón por la que muchos seguimos con Nurse Jackie en los momentos en los que la serie se hacía cuesta arriba y nos sacó carcajadas en sus cortas apariciones en Historia de un matrimonio. Aunque el año pasado compartió protagonismo con Toni Collette en Creedme, es en Run, la nueva serie de HBO la primera vez que podemos verla como la estrella que merece ser.
Wever interpreta en Run a Ruby, una mujer a la que conocemos una mañana cualquiera de, la que parece, su rutinaria vida. Cuando en la pantalla de su teléfono móvil aparece un mensaje de texto que dice “CORRE”, ella lo deja todo y recorre todos los kilómetros necesarios hasta llegar a su destino: un tren en Nueva York, en el que se encuentra con Billy (Domhnall Gleeson), la persona que envió el mensaje.
Quiénes son Ruby y Billy, qué representa ese pacto sobreentendido, cómo eran las vidas que han dejado atrás y qué esperaban encontrar en su huída es lo que descubriremos viendo sus siete episodios. Yo no os voy a contar nada más, porque prefiero que encontréis las respuestas a esas preguntas vosotros mismos.
La serie está creada por Vicky Jones, colaboradora y amiga de Phoebe Waller Bridge desde 2007, época en la que formaron la compañía de teatro DryWrite, de la que salió la obra Fleabag que debutó en el Festival de Edimburgo en 2013, y que se convirtió en serie en 2016. En este, el primer proyecto de Jones en solitario (Waller-Bridge es productora y estrella invitada en un episodio), se nota que han trabajado juntas durante muchos años, porque hay algo en la visión de unos personajes femeninos a los que se les permite cometer muchos errores, en la mezcla de géneros y el uso del humor negro que, sin ser ni mucho menos una copia, se siente familiar.
(Fuente: HBO España)
La química entre Wever y Gleeson es palpable y la forma en la que se estructura la temporada, para revelar de forma gradual la información, es efectiva. Run podría describirse como una mezcla de las aventuras en trenes de las películas de Hitchcock -un poco de Con la muerte en los talones y otro tanto de Extraños en un tren-, con algo del espíritu de Antes del amanecer y Antes del atardecer, si a esa peculiar receta le añadimos dosis de thriller y acción. Sobre el papel parece un batiburrillo imposible, pero os aseguro que funciona, y los giros (algunos muy locos) que nos iremos encontrando en cada episodio hacen que la experiencia de visionado sea muy entretenida.
Pero, como decíamos, la estrella de la serie es Wever y es un lujo poder disfrutar, por fin, de ella como la (anti)heroína de una comedia romántica. De esta comedia romántica. Esta actriz tiene una cualidad innata para dotar a sus personajes de humanidad de forma instantánea y eso es lo que consigue la primera vez que la vemos en Run. No sabemos quién es Ruby ni qué hacía antes de recibir ese mensaje, pero con cada una de sus acciones entendemos que necesitaba escapar; aunque no sepamos de qué. Y no podremos resistirnos a acompañarla en su nueva aventura.
Los nuevos episodios de ‘Run’ están disponibles los lunes en HBO España.
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