Eileen toma las riendas en el último episodio. (Fuente: HBO)
La vida en el Deuce, en ese espacio entre Times Square y la calle 42 entre las avenidas Sexta y Octava en el Nueva York de los 70, era dura y casi tan brutal como la de los campesinos de Poniente. Por mucho que Ashley pueda escapar del yugo de C.C., que Eileen encuentre su verdadera vocación detrás de las cámaras del emergente cine porno y que Vinnie vaya escalando posiciones en el entramado mafioso de Rudy Pipilo, The Deuce siempre te recuerda que ninguno de ellos se mueve en un entorno amistoso.
El negocio del sexo tiene un lado oscuro que siempre acaba saliendo. Aparece en la depresión de Bernice al darse cuenta de que Darlene la engañó bien engañada cuando la convenció para irse del pueblo de Virginia a la Gran Manzana, y aparece, sobre todo, en la muerte de Ruby. El último episodio de la temporada, de hecho, se titula Mi nombre es Ruby, la última frase que ella pronuncia plantándole cara a su cliente, antes de que éste la tire por la ventana como si no fuera más que un mueble viejo.
Porque las prostitutas a las que hemos seguido en estos ocho capítulos no son más que propiedades para sus chulos y para los clientes. Lo son también para Bobby y Frankie, los dos que se quedan encargados de los salones porque Vinnie no quiere saber nada de ellos. Está incómodo con la idea de tener que “pastorear” chicas, como si fueran caballos, y prefiere mantenerse en el bar, que es el terreno que domina.
A través de ellos tres, la serie nos muestra cuál era el caldo de cultivo para que surgiera el porno como industria que daba dinero a espuertas. La calle no era segura porque el ayuntamiento de Nueva York había decidido que no podía permitirse seguir teniendo prostitución de una manera tan abierta en pleno Distrito Teatral, y la policía podía extorsionar más fácilmente a los burdeles disfrazados de “salones de masajes” que a las chicas en la calle.
La mafia, además, controlaba todos los negocios en locales de la zona, ya fueran bares, clubes, burdeles o peep shows, y se había dado cuenta de que había todavía muchas oportunidades de ganar dinero con la explotación de estas mujeres. Les ofrecían la falsa seguridad de estar en el interior, pero el sistema seguía siendo el mismo, que es una tesis muy de David Simon, la de que el juego está amañado en contra de sus jugadores rasos.
Los mafiosos como Pipilo huelen enseguida la oportunidad de negocio, sobre todo con los peep shows y las cabinas para ver las películas, y masturbarse con ellas sin que nadie te vea, y de ahí a darse cuenta de que es en las mismas películas donde está el dinero hay un paso muy corto.
‘The Deuce’ explora la economía del porno
La nueva serie de David Simon para HBO no tiene prisa en contar su historiafueradeseries.com
C.C., por ejemplo, se resiste a abandonar su fantasía de los trajes de tres piezas, el bastón caro y el cochazo, mientras Rodney empieza a pensar en la posibilidad de reconvertirse hacia un trabajo más en consonancia con los nuevos tiempos. Y Larry, todo actitud de macho alfa, está preocupado porque ha dejado que una de sus chicas se coma el marrón de sus trapicheos con droga. En realidad, todos lo hacen; sus prostitutas son las que dan la cara, las que se llevan los palos, las que se exponen a las redadas de la policía, mientras ellos sólo recolectan el dinero. Y cuando ellas empiezan a darse cuenta de que hay otras maneras de ganarse la vida que dependen más de sí mismas, los chulos pierden su poder.
James Franco y Chris Bauer, en el final de temporada de ‘The Deuce’. (Fuente: HBO(
Es el viaje que Eileen ha realizado durante toda la temporada. En el último episodio comprendemos un poco mejor de dónde viene (la escena en la que visita a su hermano en el psiquiátrico donde está sometiéndose a un tratamiento de “cura” de la homosexualidad es devastadora) y también vemos que realmente tiene talento para dedicarse al porno, y no como actriz, sino como directora y productora. Propulsada por una estupenda Maggie Gyllenhaal, Eileen debería ser la fuerza que impulse The Deuce en las siguientes temporadas.
Por mucho que ver en acción a Vinnie sea entretenido (y es muy entretenido), su relación con la mafia la hemos visto ya más veces, y la historia de Eileen es más interesante y se ha contado en raras ocasiones en televisión. En el cine, Boogie Nights está contada desde un punto de vista masculino, por ejemplo.
Eileen entiende instintivamente qué funciona mejor en cada plano, cómo iluminar a las actrices también para que ellas se sientan atractivas, cómo dar coherencia a las acciones de sus actores. Forma un dúo realmente entretenido de ver con Harvey, el veterano de la industria, y es interesante cómo la serie retrata a quienes se dedican al porno. Para ellos, no es más que un trabajo, y se les trata del mismo modo que a los camellos de las esquinas de Baltimore en The Wire o a los políticos locales de Show me a hero.
Eileen y Harvey, además, están en una posición privilegiada para subirse a la ola que va a iniciar el éxito de Garganta profunda, la película a cuyo estreno acuden en el último episodio. Que ellos puedan entrar en la zona VIP, pero C.C. no, es muy significativo de esos nuevos tiempos que están llegando. Cambiarán las cosas para que todo siga igual, porque los mismos hombres continuarán llevándose el dinero que ganan las mujeres. El último plano del capítulo lo deja muy claro al retrotraernos al que cerraba el primer capítulo; si en aquél veíamos un pasillo de un hotel de mala muerte, en éste vemos el falsamente elegante pasillo de un burdel. El escenario es diferente, pero la vida sigue igual.
Notas al margen
- Uno de los trucos de MacLaren para dirigir a sus actores es susurrarles sugerencias al oído, algo que Maggie Gyllenhaal copió cuando vemos a Eileen darle indicaciones a Darlene.
- En ese rodaje, Eileen lleva el abrigo de Ruby como homenaje a su amiga muerta. La propia Ruby tenía la chaqueta de otra prostituta fallecida también para recordarla.
- Si vais a Nueva York buscando algún rastro del Times Square de la serie, no lo encontraréis. El rodaje tuvo que llevarse a Washington Heights, al norte de Manhattan, para encontrar calles que dieran el pego del Distrito Teatral en los 70.
- Las dos películas cuyos estrenos se ven el final de la temporada fueron películas reales que hicieron historia porque consiguieron escapar de los confines de los cines X. Boys in the sand fue la primera cinta erótica homosexual que se proyectó en una sala comercial, con créditos finales, y que tuvo una crítica en Variety. Garganta profunda, por otro lado, fue la primera película porno en lograr éxito en el circuito mainstream.
Las notas de Fuera de Series
En Fuera de Series puntuamos nuestros análisis en una triple escala de 1 a 5, inspirada en la que usa Little White Lies, en función de lo deseosos que estábamos de ver la serie (“Antes”), lo que nos ha parecido viéndola (“Durante”) y las ganas de ver más y de comentarla con más gente tras hacerlo (“Después”)
Antes: 3,5
Confieso que soy fan de las obras de David Simon. ‘The Wire’ es de mis series favoritas y hasta su última miniserie, ‘Show me a hero’, tenía cosas muy interesantes que decir sobre la política de viviendas sociales en las grandes ciudades de Estados Unidos. Que se animara a tocar el auge de la industria del porno despertaba bastante curiosidad.
Durante: 4
‘The Deuce’ es una típica serie de su creador en el sentido de que busca mostrarte todas las piezas del juego, y cómo se conectan entre ellas, antes de lanzarse a contar lo que, en teoría, va a contar. Crea unos personajes muy vívidos y cuela momentos de humor en medio de situaciones que podrían ser realmente deprimentes.
Después: 4
La temporada termina en el momento en el que porno empieza a salir de las sombras de las leyes de moralidad y todo el mundo se da cuenta de que se puede ganar mucho dinero con él. Se queda todo en un punto muy interesante de cara a la segunda entrega.
‘The Deuce’ está disponible al completo en HBO España.