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Diego San José: “En ‘Vota Juan’ hacemos humor sobre políticos”

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Javier Cámara, Diego San José y María Pujalte. (Fuente: Raúl Vaquero/TNT)

Podcast de la entrevista a Diego San José

Diego San José es uno de los guionistas de comedia más reputados de España. Desde sus tiempos en el programa satírico Vaya semanita, en ETB, San José ha solido atreverse, a menudo junto a Borja Cobega, a tocar temas que casi nadie más se animaba a tocar, especialmente relacionados con ETA y la sociedad del País Vasco. Ambos han trabajado en películas como Negociador o Fe de etarras, pero hasta ahora no se habían prodigado tanto en televisión.

Escribieron un episodio de la segunda temporada de El Ministerio del Tiempo y, ahora, San José crea, junto a Juan Cavestany, Vota Juan, una comedia sobre políticos, que no política, que es la segunda producción original de TNT en España después de Todas las mujeres, y que está protagonizada por Javier Cámara como un ministro de Agricultura al que le gustaría ser algo más en la vida.

El canal presentó recientemente el proyecto, que se estrenará la próxima temporada, y tuvimos ocasión de charlar con Diego San José sobre el origen de la serie, lo Cámara aporta a ella y qué tipo de humor están más interesados Cavestany y él en hacer.

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¿Cuál es la génesis de Vota Juan? ¿En qué momento decidís que os apetece hacer una comedia de este estilo?

Lo que nos pasaba a nosotros es que el humor político en España, y lo digo habiendo estado en tele haciendo humor político, está vinculado a que la gente pone una cadena de televisión y ya sabe qué chistes son. Si eres de izquierdas ves una tele y si eres de derechas, otra. El humor político siempre ha estado orientado a responder a una ideología, y lo que nos apetecía mucho era hacer, más que humor político, humor sobre políticos. Es decir, utilizar a los personajes para ver qué hay detrás de un ministro, cómo es un ministro en pijama por la noche, cómo es un ministro que por la mañana dice “yo no creo en lo que estoy defendiendo”, cómo esa jefa de prensa tiene que decidir lo que dice y lo que no dice y muchas veces está con dudas. Esa parte de inseguridad, de miedos, no la pueden contar porque la política se basa en lo contrario, se basa en poner el foco donde las cosas están muy controladas.

Vota Juan es todas esas sombras que jamás hemos visto. Nunca hemos querido hacer, y nunca fue la pretensión, hacer Veep en España, o hacer The thick of it en España. Vota Juan, a diferencia de lo que ha hecho Armando Ianucci, que me fascina como creador, tiene muchas más pausas para ver a estos personajes a solas y sin chiste. Que yo pueda ver a Juan en pijama, triste, porque lo que ha hecho es una mierda y se siente deprimido. Vamos a ver muchas más veces a nuestros personajes ser conscientes de su patetismo y romperse, que es una cosa que no hemos visto tanto en las ficciones incluso extranjeras.

Un fotograma de ‘Veep’. (Fuente: HBO)

Es cierto que en Veep, la mayor parte del tiempo, no son conscientes de lo patéticos que son.

No, y van para adelante y es todo muy vertiginoso, pero yo no he visto muchas veces a Selina em su casa mirarse al espejo o hablar con alguien y decir “es que la estoy cagando, es una mierda lo que estoy haciendo”. Vota Juan va a tener esa parcela, que nos apetecía mucho. Javier Cámara es un actor de comedia brutal, pero es que luego es un actor de drama brutal. Es de los pocos actores en España que lo mismo te hace una película con Almodóvar todo serio, que hace una película con Nacho García Velilla y te partes de risa. Entonces, exploremos las dos cosas. Yo creo que la serie tiene dos ritmos, que son el tempo de pasillos del ministerio, ruedas de prensa y demás, y el tempo de solos, o en parejas, tomando un gintonic de madrugada, intentado ver la tele, no dormir, ese tipo de cosas. Y eso sí que no lo he visto tanto en los anglosajones.

A la hora de cocrear Vota Juan, ¿has tirado de tu experiencia en películas con Borja Cobeaga como Negociador o Fe de etarras, que trataban un tema complicado como es ETA?

Sigue totalmente esa filosofía narrativa. El ritmo, la mirada, sobre todo, es la misma y la búsqueda de una cosa que está más en Fe de etarras, Negociador y tal vez algo en Pagafantas, que es algo oscuro, pesimista. Es tal cual. Para mí, esto es una película de cuatro horas en parcelitas de treinta, pero por ser tele no me lo he planteado de otra manera, más allá de que, obviamente, cada capítulo tiene una unidad, cada capítulo tiene un final que pretendemos que te deje con el veneno de ver el siguiente. Me he acercado con la misma ambición y con el mismo respeto que cuando te dicen “haz una película sobre ETA” o “haz una comedia romántica irónica como Pagafantas”.

¿Qué os aporta Javier Cámara como protagonista? ¿Habéis adaptado el personaje a él?

Javier Cámara tiene una cosa que es alucinante, y es que es muy listo. Hay actores muy buenos que igual no tienen la inteligencia de coger un texto y entender por qué está eso en ese momento. Tiene una capacidad de comprensión del guión, casi de técnica del guión, acojonante. Esto nos ha llevado a que él mismo nos ha animado, con muy buen criterio, a explorar algunas parcelas de Juan.

Y luego, además, en esta serie están contando los directores con un lujo que no se suele dar en España, que es una pena, que es que están ensayando mucho. Están ensayando casi como si fuera una película. Las series en España se ensayan lo que se puede, muchas veces, muy poco, y muchas veces se empieza a rodar la serie y faltan guiones por escribir. Aquí se va a empezar con todo ya escrito, lo que es una maravilla, porque va a permitir, y con eso tiene mucho que ver Javier, que en los ensayos, los actores están aportando cosas de construcción del personaje, gestos, manías, hay una cosa obsesiva con las comillas, gracias a que los ensayos están saliendo por una cosa patética, gestual, que es muy difícil encontrar en los guiones. Es muy difícil que a mí se me ocurran gestos, miradas. En esa parte, Javier Cámara es tan bueno, que pienso que está a nada de dirigir porque tiene muy buen criterio.

Javier Cámara, en el rodaje de ‘Fe de etarras’, película coescrita por Diego San José y Borja Cobeaga. (Fuente: Jorge Alvarino/Netflix)

Habéis comentado que la serie no puede tener referentes actuales porque, al ritmo al que se mueve la política hoy en día, no podríais estar a la altura. Pero, ¿habéis tenido alguna inspiración en algún momento político concreto anterior o en otras obras de ficción?

No sabría decirte, te diría que no. Lo que nos interesaba, pero no es una figura concreta, es ese tránsito que están viviendo muchos políticos de más de 50 años que se han creado en un tipo de política en el que la imagen no era tan importante, en el que las redes sociales no existían, en que la comunicación con los medios no era tan importante como sus ideales. Queríamos colocar a un personaje que pertenece a esa generación pero que al mismo tiempo quiere molar mucho. Tiene 50 años pero quiere molar, quiere tener Twitter y quiere tener likes, pero no sabe lo que es Twitter y no sabe lo que es Instagram, pero le interesa mucho. Sabe que la imagen es muy importante, se obsesiona con tener pelo y mira presupuestos en Turquía de injertos. Ese tránsito de la vieja política a la nueva política ha sido como una guía para nosotros, pero claro, eso engloba a todos los políticos, no tanto a un tipo de políticos. Es casi una cosa más generacional.

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Claro, totalmente. De hecho, Vota Juan, aunque que sea política es muy llamativo, me daría lástima que cegase que, en el fondo, esconde una cosa que es tan universal como verte desfasado, verte inseguro, ver que tu talento no era el que creías con veintipocos años, que es algo que nos va a pasar a todos siempre, Con quince años, igual Juan Carrasco se imaginaba como presidente del Gobierno, pero no sólo como presidente, sino que, además, hace unas leyes brutales y la gente lo quiere. Y es ministro de Agricultura con 50 años y no ha hecho nada, y esa tristeza pueda tenerla un rector de universidad o un conductor de taxis, me da igual, todos tenemos esa fase. La serie habla de lidiar con tu mediocridad y tus inseguridades.

¿Qué tiene ese tipo de personaje que os interesa a los guionistas para crear series a su alrededor? A Paquita Salas le pasa un poco lo mismo, sólo que ella es representante de actores.

Lo que ocurre específicamente en comedia, que también lo es Paquita Salas, es que la seguridad, el cumplir tus sueños, tener una autoestima estable, son enemigos de la comedia. La comedia se construye en base a estos personajes en los que sus ambiciones no se corresponden con sus capacidades y lo que quieren son cosas pequeñitas y patéticas. Juan Carrasco, en el fondo, y en la serie se va a ir viendo, su anhelo no es el poder, no es llegar a la Moncloa; su anhelo es que le quiera la gente, que alguien lo vea y diga “hombre, ése es el ministro”, que alguien lo reconozca y, aunque no sepa que es el de Agricultura, que alguien le ponga cara.

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Esos anhelos pequeñitos, casi patéticos y tan mundanos, son muy buenos para la comedia, y por eso creo que siempre buscamos personajes que estén ligeramente desubicados, no tanto como un pez fuera del agua, pero igual desubicados respecto a sí mismos. En el fondo, son conscientes, y a veces externamente también, de que no han llegado a ser lo que querían, pero tienen que comulgar consigo mismos. Uno no puede cambiar de persona de repente y, posiblemente, ni con el tiempo. Uno se puede divorciar de su pareja, pero no te puedes divorciar de ti mismo, que sería maravilloso a veces, pero no se puede. Juan Carrasco es un ministro lidiando con una persona que no es quien él hubiese soñado y eso, para comedia, es maravilloso.

Es curioso que siempre se está diciendo que en España no se hacen series políticas, pero sí se han hecho algunas para internet como El partido, que también es de un tipo bastante patético. Luego estaba Aupa Josu, un piloto tuyo y de Cobeaga para ETB y que era otra cosa diferente, pero no sé si tienes tu propia teoría acerca de por qué nadie se anima a hacer una serie política o por qué, cuando se habla de ese tema, casi se da por supuesto que hay que hacer un drama, casi otra El ala oeste de la Casa Blanca.

Ojalá pudiéramos. Es cierto que, quieras que no, la política siempre ha mantenido un aire como de sacrilegio. Yo recuerdo que, cuando era pequeño, para mis padres un ministro era lo máximo de la sociedad, el escalafón más alto. La política sigue manteniendo culturalmente en nosotros, que tenemos una democracia bastante más joven que la británica, por ejemplo, seguimos manteniendo una especie de reverencia hacia la clase política, y creo que esa reverencia no invita a la comedia, pero eso nosotros, hasta que hemos encontrado que TNT se atreva finalmente, no era fácil que la gente dijera, vamos a hacer una serie sobre un ministro donde las cosas van a salir mal y, realmente, no va a haber una redención.

Lo que no vamos a hacer con Vota Juan, que es una estructura de comedia que a mí me ha tocado hacer a veces, pero que no quiero hacer, es que a un personaje le salga todo mal porque al final hay una redención y aprende una lección. En Vota Juan no hay ningún compromiso con que Juan aprenda ninguna lección, ni con que haya ninguna redención del personaje, ni con que los capítulos acaben bien. De hecho, te diría que acaban mal casi todos y no hay una cosa de decirle al espectador “tú ríete o pásalo mal que, al final, todo va a salir bien”. No, no lo sabemos, hemos escrito con una estrategia de a ver dónde nos lleva, a ver lo que nos vamos encontrando.

Es una cosa que compartíamos toda la parte creativa, que nadie tenga el compromiso de limpiarnos las manos de la trama. Para eso nos ha hecho falta, y nos ha venido muy bien, la llegada de nuevas plataformas y de nuevas cadenas. Creo que esta serie nunca se habría hecho para un primetime; para empezar, habría durado 70 minutos y no la habría hecho yo, porque no hubiese sido capaz. Para estas nuevas plataformas sí creo que van a aceptar estas mezclas de política y comedia, y después hacen drama con algo que no pide drama. Esto es muy estimulante y creo que es buen momento para ser guionista, o creador, o director o actor en España.

marina

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