Alan Dale, Jackie Weaber y Anna Torv son algunos de los protagonistas de ‘Secret City’. (Fuente: Foxtel)
Un joven aparece muerto a orillas de un lago en Canberra (Australia). La periodista Harriet Dunkley se encuentra por casualidad con la escena y tiene la sensación de que hay algo que no encaja, así que empieza a indagar. Y acaba dando con una conspiración política al más alto nivel. Más o menos, así puede resumirse el argumento de La ciudad secreta, o Secret City, una serie australiana de 2016 que desde hoy está disponible en Netflix.
La ficción producida en las antípodas lleva unos años abriéndose camino fuera de sus fronteras, aunque no toda termina llegando a España. En la misma plataforma de streaming se pueden encontrar series de misterio como Glitch o Deep Water (más los deliciosos casos de Miss Fisher’s Murder Mysteries) y, ahora mismo, Cosmo está emitiendo El misterio de Hanging Rock, pero todavía son casos aislados, incluso con la presencia de Jane Campion en Top of the lake. Quizás por eso hemos tardado dos años en poder ver La ciudad secreta, aunque la espera habrá valido la pena.
Inicialmente, era una miniserie de seis episodios que adaptaba dos novelas de Chris Uhlmann y Steve Lewis, The Marmalade Files y The Mandarin Code, pero tuvo una acogida tan buena en Australia, que a principios de este año empezó a rodarse una segunda temporada, Secret City: Under The Eagle. Si le damos una oportunidad, descubriremos el porqué de su éxito.
Las cloacas de la política internacional
La principal baza de La ciudad secreta es lo adictivo que es su misterio, o más que su misterio, la conspiración que se va pintando de fondo. Harriet es una reportera política de las que no suelta una historia cuando cree que hay algo más detrás de lo que le están contando. En su caso, presiona al gobierno australiano sobre ciertos asuntos poco transparentes en el papel que juega como aliado en las relaciones entre Estados Unidos y China. ¿Puede ser que haya tratos secretos que estén jugando alegremente con la seguridad de la zona?
La geopolítica y los intereses personales de los políticos (y los que no son políticos) resultan muy importantes en la investigación de Harriet. En ella también acaban resultando muy relevantes varias relaciones personales de diferente signo que no vamos a detallar para no estropear algunas de las sorpresas que deparan sus capítulos, en los que dichas relaciones son de lo más interesante de todo. Porque Harriet puede ser a veces demasiado incisiva, persiguiendo las respuestas a sus preguntas sin importarle demasiado las consecuencias.
Se mete de cabeza en una trama más compleja de lo que cree, teniendo que decidir en quién confía y en quién no y quiénes son sus enemigos y quiénes, aunque se presenten como aliados, sólo están utilizándola para conseguir sus objetivos.
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La ciudad secreta es un visionado muy entretenido y adictivo, un ejemplo de historias de conspiraciones gubernamentales bien hechas.
‘La ciudad secreta’ (‘Secret City’) está disponible en Netflix.
