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El espejo de la ficción

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Anna Allen, en el centro, en ‘Paquita Salas’. (Fuente: Netflix)

La ficción puede ayudarnos a ver y entender el mundo mejor que un documental. Nos acerca realidades que desconocemos y facilita que las comprendamos. Y nos representa. Lo que Laura Corbacho le explica a Paquita Salas sobre por qué critica que una actriz cisgénero interprete a un hombre transgénero nos llega más fácilmente incluido en una serie que si lo leemos en un entrevista en un periódico. Del mismo modo, el monólogo a cámara de Anna Allen en el último episodio de la temporada es una puerta abierta a que entendamos por qué alguien como ella hizo lo que hizo. No hace falta que lo aprobemos, solo que lo comprendamos. La máquina de generar empatía, y todo eso.

Así lo explicaron Javier Calvo y Javier Ambrossi en el último FDS Live!, dedicado a su serie, y así se aprecia al ver los episodios en cuestión.

La ficción es muy poderosa. Elimina las barreras que tenemos cuando vemos las noticias, o si nos enfrentamos a un documental. Las historias llegan mucho más fácilmente. Calan casi de un modo instintivo, aunque no seamos capaces de explicarlo con palabras. Cuando alguien se emociona al verse reflejado y representado en la pantalla es por esa conexión emocional. Por eso duele también que se haga de menos esa representación. Las excusas de “es que ésa no es la Ariel de mi infancia” que se han esgrimido para criticar que la protagonista de la versión en acción real de La sirenita no sea blanca y pelirroja menosprecian a quienes se ven representados en esa nueva Ariel. No será la sirenita de tu infancia, pero pasará a serlo de la infancia de otros niños que merecen sentir lo mismo que tú.

Muchas veces hemos comentado que las series no se producen en una burbuja, que el mundo real siempre se cuela por las rendijas más inesperadas. Por eso, la ciencia ficción puede representar con más acierto sociedades al borde del caos: será todo una metáfora, pero los espectadores son perfectamente conscientes de lo que están viendo. También por eso resulta curioso que se acuse a El cuento de la criada o a Years and Years de ser poco sutiles. No quieren serlo. Si aspiran a motivar a sus espectadores a que no sean pasivos, tienen que apelar de una manera mucho más directa. La ficción también es activista.

El final de Juego de tronos quería ser un homenaje a ese poder de las historias para dar forma a nuestro mundo, para que encontremos palabras que nos ayuden a identificar determinados sentimientos que no comprendemos o situaciones en las que estamos perdidos. Si lo consiguió o no depende de muchos factores, pero su propuesta era lo más interesante.

La máquina de generar empatía – Fuera de Series
Los barrios del este de Baltimore pueden estar tan lejos de nosotros, geográfica y socialmente, como el distrito de…fueradeseries.com

marina

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