Esta crítica se ha escrito tras ver el primer capítulo de ‘Promesas de arena’ y no contiene spoilers.
El primer episodio de una serie tiene que llevar a cabo un trabajo muy desagradecido. Ha de presentar al espectador los personajes, el mundo en el que se mueven y conseguir enganchar lo suficiente para que quiera ver el siguiente. En ficciones como Promesas de arena, la tarea es aún más complicada porque ese mundo es uno que sale habitualmente en las noticias, pero alrededor del que existen muchas ideas preconcebidas que también debe disipar, y sus protagonistas tienen que tener un punto de partida naïf, como si dijéramos, para que luego veamos una evolución destacable al final de la temporada.
Basada en un libro de Laura Garzón, la serie, que La 1 estrena esta noche, acierta al no malgastar tiempo en llevar a Lucía y el resto de nuevos integrantes de la ONG Acción Global a Libia. Y también los coloca enseguida ante la primera prueba de que ya no están en Kansas y que van a tener que cambiar muy rápido la manera en la que veían su trabajo allí si quieren sobrevivir. Cometen un par de tonterías de novatos que se disculpan por eso, porque la serie debe mostrar el contraste entre lo que creen que van a hacer en Siria y lo que realmente va a ser su cometido en el hospital de Fursa.
Las presentaciones de personajes tienen lugar a través de sus acciones, aunque el de Blanca Portillo se lleva la peor parte de tener que llevar el peso de gran parte de la exposición de trama, y se consiguen algunos planos en el desierto realmente notables. La cuestión es si lo que interesa de verdad a la serie, la historia de amor entre Lucía y Hayzam, va a poder sostener todo el andamiaje.
Francesco Arca, como Hayzam. (Fuente: TVE)
Los vistazos a la labor de la ONG, a las complicaciones de adaptarse a una cultura que requiere mirar la realidad con otros ojos, a las dificultades de moverse en una zona esencialmente en guerra, donde el trabajo de la ONG puede ser utilizado como tapadera por personas sin escrúpulos, a la voluntad por comprender a personas que, a priori, crees muy alejadas de ti… Todo eso puede proporcionar material para que Promesas de arena sea algo más que esa historia de pasión en un entorno casi hostil que venden sus promos, sobre todo porque ahí es donde, de momento, está el eslabón menos estimulante.
La presentación de la serie sufre de esa necesidad de contar muchas cosas y poner en antecedentes de todas ellas al público. Tiene que vender también el contraste entre las expectativas y la realidad de los nuevos cooperantes, y a veces resulta demasiado obvia. La nueva ginecóloga, por ejemplo, entra demasiado beligerante. Hay, no obstante, posibilidad de contar una historia que de verdad se salga de los clichés.
‘Promesas de arena’ se estrena esta noche, a las 22:45 h., en La 1.
‘Promesas de arena’ promete una historia de amor en tiempos de guerra
La serie de La 1 se estrena el lunes y nos lleva hasta una ONG en Libiafueradeseries.com