La memoria del tiempo, el cuarto capítulo de la cuarta temporada de El Ministerio del Tiempo, termina con una secuencia que ha dejado a los fans patidifusos. El villano del episodio, ese ladrón de arte que trabajaba con la Lola adulta llamado Díaz Bueno, aparece de repente en lo que parece una versión steampunk de El castillo ambulante de Miyazaki y baja con un ascensor a llevarse a esta Lola joven con él. Julián consigue grabarlo todo con su móvil, ¿pero qué es lo que acaba de grabar exactamente?
¿De dónde proviene esa máquina? ¿Cómo ha podido escapar Díaz Bueno de la prisión donde lo encerraron tras atraparlo en la primera temporada? ¿Estamos teniendo acaso un vistazo al futuro? Todas esas cuestiones van a empezar a resolverse en el quinto episodio, pero por ahora, lo que tenemos son especulaciones. Y alguna respuesta que nos lleva hasta una olvidada novela de ciencia ficción decimonónica, El anacronópete, inspiración de esa máquina de Díaz Bueno.
El libro fue escrito en 1887 por Enrique Gaspar y Rimbau, que pretendía inicialmente que fuera el libreto para una zarzuela. Como se puede imaginar, era un poco complicado que alguien quisiera montar un espectáculo así con una máquina que viajaba al pasado, por lo que Gaspar y Rimbau lo reconvirtió a novela. Su protagonista es Sindulfo García, inventor que construye un “arca de Noé” para viajar por el tiempo y que también desarrolla lo que llama el Fluido García, un brebaje que impide que los tripulantes de la nave rejuvenezcan o envejezcan al pasar a otras épocas.
El Fluido García aparece en el episodio (también dio título a un disco de Sidonie de 2011), lo que nos indica que Díaz Bueno ha construido, o ha conseguido que alguien le construya, un anacronópete. Cuál es su tiempo de base, la era de la que parte para seguir con sus robos de arte, es la gran duda. La novela de García y Rimbau es de finales del siglo XIX, pero el ladrón pertenece al siglo XXI. Esta duda, más averiguar quién está ayudándolo desde dentro del Ministerio, se verá en el próximo episodio.
Pero la entrada en escena de esta máquina nos lleva a otra posibilidad, que es que la serie pueda alguna vez ir al futuro. Hasta ahora, los viajes en el tiempo se habían realizado o mediante las puertas o a través del túnel construido por Darrow y no habíamos visto ni máquinas ni aparatos que puedan crear portales como los que utilizan en Legends of Tomorrow, o incluso los brazaletes de Jack Harkness y River Song en Doctor Who. Pero el anacronópete deja abierta esa posibilidad. Si tienes una máquina del tiempo, ¿puedes viajar al futuro? La de H.G. Wells lo hacía, desde luego.
El Ministerio del Tiempo siempre ha dejado claro que, a través de las puertas, es imposible. Cuando hemos visto algo del futuro, ha sido en realidad un presente alternativo, alterado por algo hecho en el pasado. La segunda temporada, por ejemplo, acababa con Felipe II eternizado literalmente en el poder gracias a su conocimiento de las puertas, mientras la tercera lo hacía con un Ministerio desmantelado y convertido en una agencia de viajes intertemporales llamada Carpe Diem por las acciones de un hombre que quería vengarse de la institución y exponía su existencia al público.
(Fuente: David Herranz/TVE)
Las puertas están constreñidas por los lugares del espacio-tiempo donde se abren, lugares que siempre han estado en el pasado. Una máquina está liberada de esa limitación. A falta de que sepamos algo más sobre lo que Díaz Bueno se trae realmente entre manos, y para qué quiere a esa Lola que no es la que él conoció, solo podemos aventurar, pero esa opción acaba de convertirse en una posibilidad para la serie.
La cuarta temporada de ‘El Ministerio del Tiempo’ se emite todos los martes, a las 22:05 h., en La 1. Al día siguiente está disponible también en HBO España.
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