Lola Mendieta saluda a Franco en la cuarta temporada de ‘El Ministerio del Tiempo’. (Fuente: TVE)
A lo largo de sus aventuras, la patrulla de El Ministerio del Tiempo ha salvado a varios personajes de la Historia de España como el Lazarillo de Tormes, el Papa Luna o Simón Bolívar y ha evitado que grandes obras se pierdan, como cuando se aseguró de la llegada del Guernica a España. Este año ese cuadro volverá a aparecer, ya que tendrán que ayudar a Picasso a encontrar la inspiración para que lo pinte. Pero se enfrentan también a otra misión más controvertida: salvar a Franco.
En el arranque de esta cuarta temporada, la patrulla viaja a 1943 para evitar que maten al Caudillo, interpretado de nuevo por Pep Miràs. ¿No sería mejor, tal y como sugiere Lola, dejarle morir y que España se ahorrase la dictadura franquista? Por tentador que sea, no es posible. Preguntado al respecto en rueda de prensa, Javier Olivares, showrunner de la serie, recuerda que la misión de este Ministerio no es ajustar cuentas con el pasado sino proteger la Historia tal y como sucedió para que no cambie.
Como el propio Olivares apunta, dos de los mayores mitos de la ucronía son qué pasaría si viajásemos en el tiempo para salvar a Kennedy o para matar a Hitler, ideas con las que se ha fantaseado en infinidad de libros, películas y series. La primera de esas dos propuestas la exploró Stephen King en la novela 22/11/63, publicada en 2011 y adaptada como miniserie por Hulu en 2016, y exponía que evitar el magnicidio de Kennedy no tenía necesariamente un desenlace idealista como cabría esperar, sino que la alteración del tiempo se presentaba como un castillo de naipes que, al derrumbarse, tenía consecuencias imprevisibles y alteraba las biografías de personajes como Hillary Clinton o Paul McCartney.
El tropo del asesinato de Hitler
Episodio ‘Matemos a Hitler’ de ‘Doctor Who’. (Fuente: BBC)
El asesinato del Führer, por otro lado, es uno de los tropos más recurrentes de los viajes en el tiempo. ¿Quién no querría eliminar al mayor icono del mal arraigado en el imaginario colectivo y así, hipotéticamente, evitar la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto? La primera cuestión que surge es cuándo se debería interceptar a Adolf Hitler: algunos piensan que si se hace muy tarde no serviría de nada y que, por tanto, habría que matarlo cuando todavía fuese un niño, despertando dudas morales al respecto. La otra duda es si, aun matándolo cuando es un bebé, él no fue solo una pieza más en todo el movimiento nazi, que habría surgido, sí o sí, con otro líder en su lugar que podría haber sido incluso peor.
Las cavilaciones siguen. No solo se plantea si la ausencia de Hitler habría propiciado que Stalin y la Unión Soviética conquistasen Europa o una ofensiva por parte de Japón, sino que también se explora la idea de que borrar a Hitler también imposibilitaría la irrupción de movimientos sociales de progreso: solo a raíz del Holocausto se concienció de la necesidad de acabar con la superioridad racial y, desde luego, alimentó los movimientos de los Derechos Civiles en Estados Unidos o la lucha contra el dominio colonial en India. Entonces, ¿si matamos a Hitler estaremos haciendo retroceder a la comunidad negra norteamericana en su camino hacia la igualdad?
La posibilidad de matar a Hitler se ha explotado tanto que cuando Doctor Who lo propuso (en un episodio titulado, precisamente, Matemos a Hitler) lo hizo tocándolo de forma tangencial y un poco tomándoselo a chufla, caricaturizando tanto la idea de la misión como al propio Führer, al que los protagonistas encierran en un armario antes de marcharse con la TARDIS.
El tiempo es el que es
Que el pasado no debería alterarse es algo que ha tocado siempre El Ministerio del Tiempo, al igual que tantas obras sobre viajes en el tiempo. Recordemos, por ejemplo, que en Los Simpson Homer viajaba a la era de los dinosaurios en La casa-árbol del terror V y solo por matar a un mosquito convertía a Ned Flanders en el indiscutible amo y señor del mundo; después, cada modificación del pasado creaba un plano temporal distinto, cada cuál más descacharrante que el anterior. La trama, como tantas otras en los especiales de Halloween de la serie, era un homenaje literario, en este caso a El ruido de un trueno de Ray Bradbury.
Esta es también la base de la paradoja del abuelo (¿qué pasa si matas a tu abuelo y, por tanto, no engendra a tu padre y no naces tú?), otro de los conceptos más utilizados en la ciencia ficción de viajes temporales, con Regreso al futuro como principal ejemplo. Lo vimos magistralmente utilizado en Futurama en el episodio Bien está lo que está Roswell, que ganó el Emmy. En un viaje a 1947, Fry se encuentra con su abuelo, Enos Fry, a quien decide proteger de todos los peligros para salvarse a sí mismo, llevándole a una cabaña en mitad del desierto que resulta ser zona de pruebas atómicas. Pero al morir Enos, Fry no desaparece (y aquí viene el spoiler del episodio) porque, pensando que su abuela no es su abuela, se acuesta con ella y se convierte en su propio abuelo, dándole una nueva vuelta de tuerca a la paradoja.
Tirando también de ese hilo, en Continuum veíamos cómo se trataba de matar a un personaje asesinando a su abuela, pero él no desaparecía. Y es que esta serie se planteaba bajo una máxima bastante más realista que otras en relación al conocimiento sobre los viajes por el tiempo: que realmente nadie sabe nada sobre cómo funcionan y, por tanto, es imposible saber si estamos cambiando algo o no al realizar los viajes.
“El tiempo es el que es”, rezaba el primer episodio de El ministerio del tiempo en el que Julián estaba tentado de rescatar a su esposa fallecida. Y esa es la regla de oro que no se puede quebrantar en la serie: no podemos cambiar la Historia, nos guste o no. Ni para matar a Franco ni para salvar a Lorca.
‘El Ministerio del Tiempo’ se emite los martes a las 22:40 h. en La 1.
Javier Olivares nos da las claves del regreso de ‘El Ministerio del Tiempo’
La cuarta temporada se estrena esta noche en La 1 y mañana estará disponible en HBO Españafueradeseries.com