Esta crítica se ha escrito tras ver el primer capítulo de ‘El escándalo de Christine Keeler’ y no contiene spoilers.
Christine Keeler es una joven de 19 años que solo se preocupa por ganar dinero para enviar a su familia y por pasárselo bien. No sabe quién es el primer ministro del Reino Unido en 1963 ni le importa; sus preocupaciones están mucho más cercanas a ella, incluido ese ex novio que no hace más que perseguirla, celoso de que ahora esté con otro chico. El escándalo de Christine Keeler, la serie que COSMO estrena hoy, se pregunta qué ocurriría si alguien así acabara en medio de un escándalo político, con tintes de espionaje internacional, que termina llevándose por delante a ese primer ministro cuyo nombre ella desconoce.
Que sea ella quien figura en el título de la serie y no John Profumo, Ministro de la Guerra, que es quien da nombre el escándalo en cuestión, ya nos dice mucho de lo que interesa a la guionista Amanda Coe: es el punto de vista de Christine el que va a teñir la historia y, por eso, este primer episodio tiene un aire ligero, entretenido y hasta divertido. La voz en off de la protagonista nos indica que está a punto de que vida se vuelva del revés, pero ella no deja de comportarse como una adolescente sola en Londres que disfruta de los ambientes en los que la introduce Stephen Ward, quizás el personaje más enigmático del inicio.
La relación entre Ward, Christine y su amiga Mandie es lo más curioso y perturbador de ese primer episodio. ¿Eran amigos? ¿Era él algún tipo de proxeneta para los políticos y los magnates londinenses? ¿Tenía aspiraciones políticas para sí mismo o solo era un oportunista? Mientras las motivaciones de Christine son bien transparentes (entra en el juego no solo por ganar dinero, sino porque también lo disfruta), las de Ward forman parte de los secretos de la serie.
(Fuente: COSMO)
La interpretación que James Norton hace de él es, también, la que da el tono de El escándalo de Christine Keeler. Es al mismo tiempo un vividor, alguien que quiere preciarse de ser un estratega y un hombre que parece ser poco inconsciente de las consecuencias de sus actos. Es un tipo con contactos en altas esferas que se mueve por unos bajos fondos poco profundos, pero bajos, al fin y al cabo. Esa relación entre paternalista y amistosa con Christine es lo que más destaca del inicio de la serie.
También destaca el retrato que se hace del mundo en el que ella se mueve, un barrio de Notting Hill habitado por inmigrantes de las antiguas colonias británicas recibidos con todo tipo de comentarios racistas por las calles, con el de Profumo, que se acerca más al de la pomposa y estirada Gran Bretaña que se ha convertido con el tiempo en un cliché. Lo poco que vemos del ministro sí resulta desmitificador; no es más que un viejo verde con un puesto importante.
El arranque de la serie es una efectiva y entretenida presentación de personajes. Sophie Cookson está muy acertada dando vida a esa Christine impulsada por la inconsciencia de la juventud, la misma que invita el voyeurismo de Profumo o que no sabe cómo manejar que dos hombres posesivos se peleen por ella. El escándalo aún no ha saltado en el primer episodio, pero se plantan las semillas para ello y queda claro que la protagonista no está preparada para la que se le viene encima. El afán de la prensa por escarbar en el morbo lo deja claro.
Por el momento, El escándalo de Christine Keeler empieza prometedora. Casi está de más decir que el trabajo de ambientación está muy cuidado, que lo está, y las interpretaciones son todas más que buenas. Hay material para que realmente aporte algo nuevo a este subgénero de escándalos mediáticos reales que se ha puesto de moda en los últimos años, sobre todo si potencia el punto de vista de su protagonista femenina.
‘El escándalo de Christine Keeler’ se estrena esta noche en COSMO, a las 23:00 h.
El caso Profumo: lo que hay detrás de ‘El escándalo de Christine Keeler’ en COSMO
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