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‘Oficina de infiltrados’, la serie de espionaje que juega según sus reglas

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Matthieu Kassovitz, uno de los protagonistas de ‘Oficina de infiltrados’. (Fuente: Movistar+)

Estamos muy acostumbrados a ver series de espías centradas en la CIA estadounidense o en el MI5 británico, incluso en encontrarnos agentes del Mossad israelí o de la agencia rusa que sustituye al KGB, pero es más complicado que encontremos una ficción que cuente esas historias de espionaje internacional desde el punto de vista de otros países. Como Francia, por ejemplo. La Dirección General de Seguridad Exterior es su agencia de inteligencia y es el centro de una serie que aspira a diferenciarse de todas las demás hechas en este campo.

Se trata de Oficina de infiltrados, que esta semana ha estrenado su quinta temporada en Movistar+. Lo ha hecho con un arranque en el que parece que el status quo de la ficción salta por los aires por culpa de algo que ocurre con Malotru, el agente principal al que se seguía hasta ahora. Malotru, o Paul Lefevre, era la estrella de la DGSE, un hombre especializado en infiltrarse en lugares complicados que, sin embargo, fue acusado después de traición. La manera en la que sus principios éticos chocan con sus misiones, y con sus compañeros, ha sido siempre uno de los pilares de la historia.

Las dudas sobre Malotru, a quien la agencia siempre ha querido recuperar para sí pese a sus terribles experiencias con el Estado Islámico o que fuera considerado un traidor, planean sobre una entrega en la que la serie va a continuar potenciando lo que mejor sabe hacer: un retrato, dentro de lo que cabe, naturalista del trabajo de estos agentes de inteligencia. Matthieu Kassovitz, el intérprete de Malotru, aseguraba en una entrevista que “allí (en Estados Unidos) se trata de aumentar el ruido, de hacer cada año algo más llamativo, con más acción. En Francia tenemos menos medios y no tenemos que añadir más acción, sino más inteligencia”.

(Fuente: Movistar+)

Porque Oficina de infiltrados, que para muchos es una de las mejores series francesas de la historia, se maneja según unas reglas propias que le dan su personalidad. Los nombres en clave de los espías, por ejemplo, son todo insultos y expresiones que dice el capitán Haddock en los cómics de Tintín, y en cada temporada se ha añadido al reparto a algún peso pesado de la interpretación, y la dirección, galas. El cineasta Jacques Audiard ha dirigido varios episodios y, tras el fichaje en la cuarta entrega de Mathieu Amalric como el nuevo y ambiguo jefe de la DGSE, en esta aterriza Louis Garrel.

La serie es ambiciosa técnicamente y temáticamente y se va adaptando a los tiempos. Sus “leyendas” (el título francés se traduce por La oficina de las leyendas) han participado en misiones en Siria, Rusia, Irán, Jordania, Argelia o Egipto y han ido evolucionando con el paso de los capítulos. Una de las tramas principales del arranque de la ficción era la maduración como espía de la novata interpretada por Sara Giraudeau.

Oficina de infiltrados es una serie muy ética y muy honrada, no trata de tomar al espectador por tonto, al contrario, respeta enormemente al espectador y demanda su participación, activa e intelectual”, explicaba Kassovitz en esa misma entrevista para la agencia EFE. La quinta temporada aspira a continuar esa línea y a llevar a sus personajes un poco más hacia el límite.

La quinta temporada de ‘Oficina de infiltrados’ está disponible los martes en Movistar+.

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marina

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