Luis Tosar protagoniza el corto que dirige Juan Diego Botto. (Fuente: )
El don de la oportunidad. Muchos lo ansían. Yo también, claro. Y no debe de ser un bicho fácil de atrapar, porque muy pocos lo tienen. Relatos con-fin-a-dos no lo tiene. La serie, con la que Amazon Prime Video se sube al carro de las colecciones de piezas de duración reducida levantadas durante la cuarentena por la COVID-19 en España, llega en el momento perfecto para no gustar a nadie, algo para lo que también hay que ser oportuno.
La carambola de la creación artística during y after coronavirus (un perrete que yo he paseado con gusto, flamante, aquí, aquí y aquí) ha resultado tener las paticas muy cortas. El fervoroso elogio de la maquinaria de lo público que me arrancó Diarios de la cuarentena, de TVE, que era una cosa emocionante, simpática, hecha cagando leches y tan solícita como compacta, no cabe invocarlo en este brete. Y de la adrenalina encontrada en la intelectualización de la cutrez, que eso era En casa, de HBO, y muy digna y elegante y orgullosa de ello, capaz de elevar con el más dispuesto de los gestos la técnica precaria al nivel de genial brochazo, ya no me queda ni una gota.
No me queda, en realidad, de nada para Relatos con-fin-a-dos, que llega tarde, untando en frivolidad la carestía con la que se han realizado sus cinco episodios, que dirigen Álvaro Fernández-Armero, Fernando Colomo, David Marqués, Miguel Bardem y un fenomenal Juan Diego Botto. Además de las videollamadas y la limitación de los desplazamientos como motivos comunes propios del apocalipsis, cruza la antología la poquedad de técnicos, de especialistas, de profesionales, de contratos. Que a día de hoy en este santo país casi todos estamos trabajando, y uno pensaría que, al entregarse tan tarde en comparación con sus primas (hace un mes de la de HBO, tres de la de TVE), estos Relatos denotan cierta potencial y dulce inercia a rascarse poquito el bolsillo.
Los firmantes delante y detrás de las cámaras dan lo mejor de sí, y si la sombra de la crítica al capitoste que prefiere firmar unos cheques escuálidos que otros algo más rellenitos (como estamos todos estos días, también es cierto) se abate sobre los nombres valientes que tienen la faena que merecen, entonaré un mea culpa. Botto, en concreto, que aquí se estrena como director de televisión, hace virguerías con cuatro perras en su cortometraje, Gourmet. Aunque un titán como Luis Tosar, que lo protagoniza, vale mucho más (Isco Alarcón, coprota de otro capítulo, habita un bochornoso extremo opuesto del espectro). El resto de cortes, bastante menos inspirados, no son peores que la valiosa RCP que es Diarios de la cuarentena o los bubones de fiebre auteur de En casa. Solo llegan con retraso. Si parezco inicuo es porque estoy cansado.
‘Relatos con-fin-a-dos’ puede verse completa bajo demanda en Amazon Prime Video.
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