Eduard Fernández es el hosco Padre Vergara de ’30 monedas’. (Fuente: HBO)
Esta crítica se ha escrito tras tres episodios de ‘30 monedas’ y no contiene spoilers.
No se puede negar que en 30 monedas, la serie que HBO España estrena el próximo 29 de noviembre, está todo lo que podríamos señalar como reconocible del cine de Álex de la Iglesia y Jorge Guerricaechevarría, su guionista de confianza. Tenemos el coqueteo con lo paranormal, la devoción por la serie B, la comedia grotesca y el estilo afectado vistos en muchas películas de este particular dúo creativo. Sin embargo, el regusto que deja el visionado de la serie está lejos de resultar familiar.
De la Iglesia probó suerte en el serial televisivo en 2008 con Plutón BRB Nero, de la mano de una cadena lineal y pública; siete largometrajes después, regresa al medio asido a la potencia comercial de la marca HBO para proponer un relato terrorífico de mucho mayor recorrido. Las 30 monedas del título hacen referencia, por supuesto, a las que pusieron precio a la traición de Judas Iscariote. Una de esas piezas de plata, codiciadas por la organización religiosa que hace de fuerza antagónica en la sombra, está bajo custodia del Padre Vergara (Eduard Fernández), un rudo exorcista reconvertido en párroco de Pedraza, Segovia.
Todo eso y más (el despliegue de un tejido de desconfianza entre los habitantes de la atrasada localidad, la presentación de los compañeros de viaje del cura –el alcalde, Miguel Ángel Silvestre, y la veterinaria, Megan Montaner– y un primer encontronazo con una criatura diabólica) cabe en el episodio con que la serie se presenta: casi 80 minutazos de tramas que se abren y acción estomagante. Da tiempo también, claro, a detectar lo que puede chirriar mientras dure el recorrido de la temporada, y aquí descuella para mal Silvestre, que en los primeros compases de la historia se introduce con tosquedad y caricatura en su papel de edil atontado.
Engendros, monstruos y otras amenazas extramuros de lo cotidiano cuentan con el apoyo de unos efectos especiales correctos siempre al tempo de la versatilidad compositiva de Roque Baños, otro habitual del cineasta vasco. La presentación visual de lo inquietante en 30 monedas opera, una vez más, en la línea del resto de obras de la filmografía de de la Iglesia, donde a menudo se suple con inventiva y músculo artesano lo que pudiera faltar en cuanto a tecnología y medios; siendo mucho menos escaso, resolutivo y loable lo segundo que lo primero.
Si se busca una guía para leer 30 monedas en los términos que corresponde, conviene tomar las medidas a Las brujas de Zugarramurdi, película que de la Iglesia y Guerricaechevarría despacharon en 2013 con un paisaje conceptual que es prólogo palmario de las referencias que se explotan en la serie de HBO. Salvando las evidentes distancias tonales –30 monedas es más un thriller macarra que una parodia sombría–, la última producción de la pareja parece llamada a superar a la cinta merced a la ventaja mecánica que otorga el formato seriado.
Como parece llamada, también, a ser la Twin Peaks del director de Acción mutante, 800 balas o Balada triste de trompeta. Al menos, dispuesta a corporeizar una versión ibérica de lo que Twin Peaks significó para la carrera de David Lynch. El trabajo con los estereotipos, que no es ajeno a de la Iglesia, reside asimismo en la base de lo que la tragedia de Laura Palmer pretendía explorar: el molde genérico de la soap opera. Si todo es como aparenta, 30 monedas tiene como horizonte la extrusión del estilo propio en la maleabilísima narración de telenovela o de folletín. El cine hipertrofiado de imágenes globales, pero suministrado semana a semana.
‘30 monedas’ se estrena el 29 de noviembre en HBO España.
