(Fuente: Filmin)
Esta crítica se ha escrito después de ver los dos episodios que componen ‘Honor’ y no contiene spoilers.
Cada año se registran una docena de crímenes de honor en Reino Unido y en todo el mundo la cifra se acerca a cinco mil. La mayor parte de las víctimas son mujeres y los asesinos son uno o varios miembros de su familia, motivados por la creencia de que su hija, su hermana o su prima han desprestigiado a su familia por sus relaciones sentimentales, su comportamiento sexual o, incluso, por vestirse de forma inapropiada. Es una realidad que, desde hace unas décadas, la inmigración ha traído a Europa, el mismo lugar al que, paradójicamente, muchos compatriotas de los perpetradores llegan buscando una sociedad más tolerante y menos arcaica.
En enero de 2006, la víctima que saltó a los medios de comunicación de todo el mundo fue Banaz Mahmod, una joven de veinte años nacida en el Kurdistán iraquí que llegó a Inglaterra siendo una niña. Allí vivía con sus padres hasta que desapareció sin dejar rastro, pero no fueron ellos los que denunciaron ante la policía la preocupante falta de noticias, sino su novio. Mes y medio después, el comando de crímenes y homicidios de la policía metropolitana de Londres, con Caroline Goode al frente, inició una investigación.
Este es el punto de partida de Honor, la producción que ITV estrenó en septiembre en Reino Unido y desde hoy podemos ver en España gracias a Filmin. Con Keelye Hawes (Los Durrell, The Bodyguard) como protagonista, en tan solo dos episodios de 45 minutos esta miniserie consigue sobrecoger al espectador sin artificios, con sobriedad y con una historia terrible que está más presente en el mundo occidental de lo que creemos. Escrita por Gwyneth Hughes (Vanity Fair), la ficción ha contado con el asesoramiento de la propia Goode. Y se nota.
(Fuente: Filmin)
Si se le puede poner alguna pega es que su brevedad la ha condenado a ser demasiado “blancocéntrica”. O, como sucedía en Hollywood hasta hace bien poco, cuenta la historia de una minoría desde el punto de vista de la mayoría, que terminan siendo los héroes. Y no es que el trabajo de Goode no fuese meritorio, al contrario, pero una mayor extensión y la víctima convertida en personaje habrían logrado que el tema que muy acertadamente se pone sobre la mesa adquiriese mayor profundidad y calase más en el espectador.
Gracias al desconocimiento de la propia protagonista, los diálogos nos ayudan a adentrarnos en esa realidad en la que la familia, y el honor, son lo más importante y algo como el amor es motivo de vergüenza. Pero la historia de Banaz es tan terrible y sobrecogedora que bien habría merecido unos flashbacks para ponernos en su piel y en la de víctimas como ella.
Si nos ceñimos a lo que es, un drama criminal, Honor alcanza con creces la calidad propia de su origen. Resulta una miniserie notable que prescinde de distracciones, familiares y cervezas tras la jornada laboral para centrarse en una investigación que, afortunadamente, fue asignada a un grupo de personas dispuestas a dejarse la piel para llevarla a buen puerto. Algo que Banaz no consiguió hasta que fue demasiado tarde.
‘Honor’ está disponible en Filmin.