Esta crítica se ha escrito tras ver el primer episodio de la sexta temporada de ‘Line of Duty’ y no contiene spoilers.
Para hablar de cualquiera de las temporadas de Line of Duty debemos tener en cuenta que es una serie engañosa que se vende como tranquila para acelerarnos el pulso conforme avanzan los episodios. Siguiendo esa lógica, no se puede decir que el regreso a las pantallas de esta semana, con su esperada sexta temporada, haya sido una adrenalina constante. No es eso lo que añorábamos del AC-12. En cambio, apuesta por volver con los tres protagonistas que mejor trabajan juntos y menos se esfuerzan en promocionar el espíritu de equipo, y lo hace de una forma extraña y algo rota que transmite cierta tristeza desde el principio.
De alguna manera, siempre supimos que el futuro de Kate (Vicky McClure), Steve (Martin Compston) y Hastings (Adrian Dunbar) no iba a ser el de un equipo que llega unido a la recta final, pero la perspectiva que se nos presenta en esta sexta temporada es triste, de la que encoje un poco el corazón. El AC-12 está señalado tras la temporada pasada y las sospechas que despertaron sobre H, trabajar allí es algo que ensucia la reputación más de lo que ya lo hacía hasta el momento y hay ciertas tensiones con Steve, que no parece haberse recuperado del todo de su lesión. Line of Duty tiene siempre cierto aire de batalla perdida y de no saber si les compensa a sus protagonistas el puesto que tienen. Es lo que hace que, pese a que sus investigaciones avancen, no pueda tildarse de serie feliz, pero no por ello reconforta menos verles.
Esta nueva temporada juega con una incorporación de calidad, que no es otra que la de Kelly McDonald en un papel que huele a desconfianza desde el primer instante y una dinámica con Kate que va a traer problemas. Además, apuesta por repetir lo que ya hemos visto antes: un inicio sin casi introducción que te mete de lleno en una historia que arrancó antes de que los espectadores llegáramos; hay que obviar que llegamos tarde y prestar atención desde el primer minuto para ponerse al día con relaciones que crecieron fuera de las cámaras y tramas que comenzaron antes de darle al botón de grabar.
Es una forma de empezar las temporadas que de entrada puede descolocar y dar la sensación de espesura, pero que, sin embargo, logra que se cuenten cosas desde el primer momento. Es ese extraño don que tiene para dejar en la memoria temporadas con muchísimas cosas en unos pocos episodios. Por contra, obliga a disfrutar de cada segundo, porque en cuanto te distraes has quemado la mitad del metraje; es el inicio de la intervención del AC-12 lo que marca el tiro de salida, y no tanto el del propio caso que se investiga.
Llegados a este momento, las ambiciones profesionales de cada uno no solo se convierten en una trama personal, sino también en algo de condiciona el propio destino del departamento de asuntos internos de la policía londinense. No podemos contar mucho, porque todavía nos han dejado ver poco, pero la sexta temporada desprende el olor de ser un antes y un después para la gente de Hastings, y eso que todavía no se ha abierto el melón de H. Quedan muchas cosas por aclarar y apenas entendemos qué nos han venido a contar, pero sin duda han logrado despertar la emoción a los seguidores de Line of Duty.
La sexta temporada de ‘Line of Duty’ se emite los miércoles en Movistar Seriesmanía.