Esta crítica se ha escrito tras ver la temporada 4 de ‘#Luimelia’ completa y contiene spoilers.
Las primeras temporadas de #Luimelia dejaban entrever en lo que se ha convertido la serie en su cuarta entrega. Con tan solo 10 minutos de duración era complicado establecer conflictos duraderos, presentar personajes, hacer comedia, incluir drama y tratar de emocionar al espectador, pero los nuevos capítulos han demostrado que, con el tiempo adecuado, es posible elevar la serie a un nuevo nivel. Esta última entrega, por el momento, de la producción de Atresplayer Premium nos muestra a sus protagonistas más reales que nunca, acercándolas todavía más a sus espectadores y consiguiendo cerrar así su mejor temporada hasta la fecha.
Esta nueva tanda de episodios ha sido una montaña rusa de emociones. La compra de la casa y la boda han sido los dos principales objetivos que tenían Luisita y Amelia y en torno a los que han girado la mayoría de sus tramas. Aunque el objetivo final estaba claro, el camino para llegar a él no ha sido nada fácil. Los personajes de Carol Rovira y Paula Usero han sufrido, han tenido dudas, se han peleado, han perdido la motivación, ha habido malentendidos, luchas internas, mucho sufrimiento y lágrimas, pero, al final, también ha habido reconciliaciones y, por supuesto, mucho apoyo y amor para atravesar todos los baches y curvas.
Con el okupa en el piso, la precaria situación laboral y económica de ambas y, sobre todo, la muerte del padre de Amelia hemos podido vivir junto a ellas la angustia que sentían. Que ahora la serie haya tenido tiempo de parar y contar bien la historia ha permitido que conozcamos mejor a sus protagonistas, que entendamos lo que piensan, las situaciones internas que están atravesando, así como cuáles son sus dudas. Esta cuarta temporada no ha tenido pudor en mostrarnos de forma completa a sus personajes, con sus defectos e imperfecciones y es el elemento que faltaba para dotar a #Luimelia de la dimensión que merece.
El guion de los nuevos capítulos es impecable. Con una mezcla equilibrada entre comedia y drama, la ficción nos ha dejado escenas que quedarán grabadas en la retina. Veníamos de ver a sus protagonistas en capítulos muy dinámicos, casi en formato de sketch, donde las situaciones cómicas primaban sobre lo demás, pero ahora han crecido y eso se ha trasladado también al guion. Los capítulos 2 y 6 contienen dos escenas con alta carga dramática en la que la pareja explota y se quita de la espalda todo el peso que llevaban cargando. Y si en general las interpretaciones de Rovira y Usero son magníficas, es en la discusión de Amelia con su padre y en la escena de la lluvia donde ambas demuestran el gran carisma y talento que poseen y el gran futuro que tienen por delante.
Mostrar el miedo al fracaso y la parte más dura de las relaciones no solo se aplica a las protagonistas indiscutibles de esta ficción, sino que también lo hemos podido ver a lo largo de la temporada en los personajes secundarios. La historia del trío María-Nacho-Marina nos vuelve a poner los pies sobre la tierra; bajo esta trama hay mucho dolor, dudas, incertidumbre y miedo a tomar decisiones de las que luego quizás nos arrepintamos. Uno de los elementos a favor del desarrollo de esta historia es que han sabido unirla a la perfección con lo que estaban pasando Luisita y Amelia como pareja. Antes quizá era más complicado establecer la comparativa, pero al permitir una narración con un tempo más realístico, se observa de forma clara que es eso lo que quieren transmitir.
La intención de incluir nuevos personajes es buena, pero da la sensación de que el desarrollo de algunos de ellos se ha quedado a mitad del camino. Está bien que Dolores y Gabriela, que ya fueron presentadas en la anterior temporada, sigan estando presentes en la vida de Luisita y Amelia, aunque no han sabido exprimir todo el jugo que podrían haberles sacado. Estos personajes no aportan nada esta entrega, simplemente aparecen brevemente conformando el entorno cercano de la pareja y, salvo alguna frase suelta que tienen, su presencia no tiene mayor importancia. Además, con un ligero gesto de la mano de una de ellas apoyada sobre el hombro de la otra nos están dando a entender que sí son pareja, pero realmente nunca se ha explicitado ni se ha vuelto a hablar del tema. Por otra lado, está la pareja formada por Claudia Traisac y Ondina Maldonado, que compensa, de cierta forma, la ausencia de la relación lésbica de Dolores y Gabriela. Sin embargo, el devenir de su historia también parece inconcluso, ya que ambas protagonizan una escena preciosa, cercana y real al final del cuarto capítulo, pero después prácticamente nada más se supo.
A pesar de este pequeño apunte, lo que queda claro es que en esta temporada han querido mostrar la fuerza de todos sus personajes. Todos son libres y no tienen miedo de sentir, aunque eso pueda traer consigo dolor y rechazo. Constantemente unos u otros están manteniendo conversaciones maduras, que no son fáciles de gestionar, pero a las que se enfrentan tarde o temprano. #Luimelia cierra una temporada atípica, pero sensata y reflexiva que culmina con un fin de fiesta en el que se celebra el amor, que, al fin y al cabo, es de lo que trata esta serie. Si este es el final del viaje, ha sido un placer, pero si no qué gran orgullo será seguir viviendo junto a Luisita y Amelia cada etapa de su vida y de su relación.
‘#Luimelia’ está disponible en Atresplayer Premium.