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Crítica: ‘Brigada Costa del Sol’, sobredosis de testosterona

Hugo Silva encabeza ‘Brigada Costa del Sol’. (Fuente: Telecinco)

¿Es un policía a punto de morir en acto de servicio o un gilipollas que confía demasiado en su suerte? Con esta frase, referida al personaje de Hugo Silva, Brigada Costa del Sol marca el tono de su apuesta. Pretende ser una serie de policías clásica, con personajes socarrones con los que, al final del día, te gustaría irte de cañas a contar batallitas. Y lo consigue bastante bien aunque la serie de Telecinco flaquee en otros aspectos.

La serie gana puntos cuando se entrega a las aventurillas e inyecta un poco de adrenalina al espectador. Pero ese punto fuerte, por desgracia, no puede ocupar todo el metraje y menos cuando estamos ante un episodio de dos horas y diecisiete minutos. No todo pueden ser tiros y persecuciones, pero sí se podría reducir el relleno o, al menos, hacer menos acortonados los dramas de unos personajes a los que les cuesta salir del cliché.

Y es que aunque Hugo Silva consigue enamorarnos a base de talento interpretativo y carisma, no es díficil ver la tosca construcción de su personaje: es el típico malote que resulta ser un buen policía, perfil que hasta se verbaliza en el episodio cuando nos cuentan que fue sancionado por desobediencia y conducción temeraria pero que, en el otro lado de la balanza, resolvió un caso muy importante. El resto del equipo tampoco sale de sus arquetipos, al menos en este comienzo de la serie.

Aunque si hay un personaje desaprovechado en Brigada Costa del Sol, esa es La Buhíta, único personaje femenino relevante en esta sobredosis de testosterona que domina la serie (es curioso como se mueve en el filo de la navaja con el Test de Bechdel). La femme fatale de Sara Sálamo, que la interpreta con un magnetismo contundente, podría ser menos típica; tiene una historia de venganza por explotar y cuando la vemos sacando su lado guerrera intuímos su potencial, pero la serie se empeña en ir por otro lado: sexualizarla y relegarla a un doble triángulo amoroso mucho más convencional.

Sara Sálamo es Yolanda, La Buhíta en ‘Brigada Costa del Sol’. (Fuente: Telecinco)

Porque Brigada Costa del Sol es una serie de hombres. Hombres que resuelven casos, hombres que luchan y hombres que se dan palmadas en la espalda, y nadie se ha preocupado porque las mujeres tengan algo que decir en la historia. Y no tiene un mal grupo protagonista, ojo, pero en 2019 podemos aspirar más que a una revisión del Equipo A o de Starsky y Hutch ambientada en Málaga.

Como a otras series generalistas, a la serie le sobra el exceso de verbalización (y, por Dios, la voz en off explicativa) y le falta trabajar un poco más su carácter e identidad, que construye con algunos aspectos (por ejemplo una ambientación muy lograda), pero queda coja en otros como la banda sonora: menos música incidental y más canciones reconocibles que le den personalidad. Dicho de otra forma, ¿cómo es posible que en una serie ambientada en Málaga en los años 70 no escuchemos a Marisol a todo trapo?

Brigada Costa del Sol puede funcionar muy bien en Telecinco como un producto de entretenimiento escapista. No es mal material, pero debe centrarse más en el buen rollo, en los toques de humor y la diversión que en intentar ponerse seria y dramática porque eso no le sale tan bien. Pero, sobre todo, para convencer a la audiencia tiene otro gran handicap: la duración de su primer episodio. Pero de ese tema ya hablaremos mañana.

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La serie llega el próximo lunes con un episodio extra largofueradeseries.com

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