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Crítica: ‘American Horror Story: 1984’ 9×07 — La mujer de blanco

Donna y Brooke se merecen diez episodios juntas recorriendo América en coche. (Fuente: FOX)

Un niño marginado que se supone que debe cuidar a su hermano, un socorrista que deja su puesto para fornicar entre los matorrales y un baño en el lago que termina en puré de muchacho. Quien conoce American Horror Story, sabrá que esto no podría ir más en la línea de la franquicia de Ryan Murphy. Qué buena historia de orígenes del señor Jingles para comenzar un sobresaliente episodio.

Porque sí, aquí es donde American Horror Story: 1984 coge carrerilla. Si la parte de la noche en Redwood me pareció demasiada larga, ahora todo tiene sentido. Las fichas están colocadas para un explosivo desenlace y no puedo evitar gritar cuando acaba el episodio y saltan los títulos de crédito. Necesito más.

Pero parte del mérito de que este episodio sea tan interesante lo tiene, cómo no, Lily Rabe. POR FIN. No puedo amarla más, sinceramente. Y aquí demuestra con un papel pequeño por qué es tan reina de la serie como lo es Sarah Paulson. Una madre loca por la pérdida de su hijo más querido, atrapada en un campamento durante décadas, extendiendo mal y, en última instancia, esperando cobrarse su venganza contra su otro hijo y, de paso, contra cualquiera que se acercase.

Pero más allá de la inquina maternofilial, la ficción utiliza la historia de Lavinia Richter para dar explicación a la maldición que tiene atados a tantos fantasmas a ese lugar y, además, para crear un momento dramático inesperado entre ella y Jingles a orillas del lago. Ahí ata el tema de la temporada, si existe un mal intrínseco en el ser hombre, con la humanización del que en principio era un malo cliché. Jingles termina muerto, pero con un propósito: matar a Richard y proteger a su hijo.

Lo que no sabemos es si Jingles ha desistido también en querer matar a Margaret (puesto que ahora sabe que fue empujada por su madre a hacer lo que hizo) o no. Tampoco nos preocupa porque la empresaria inmobiliaria tiene bastantes potenciales asesinos cerca: desde la panda de fantasmas liderada por Montana a una Brooke que ya va camino del campamento, no sin antes deshacerse de un aspirante a asesino en serie que se ha pasado de listo.

Qué duo más maravilloso hacen Donna y Brooke, la verdad, aunque con este mequetrefe dejado atrás nos quedamos con la duda de por qué sabía el nombre de la enfermera-psicóloga-verdugo-salvadora. Pero no dejemos de poner el foco en una cosa: por muy mamarracha que se ponga American Horror Story, jamás abandona el comentario social, en este caso sobre la violencia hacia las mujeres, tan de entonces y tan de ahora.

Comprendo que mucha gente se haya bajado de American Horror Story: 1984 a estas alturas, pero este episodio ha demostrado a los que hemos seguido que el viaje merecía la pena. Ahora, cojamos palomitas y sentémonos a ver todo arder en los dos episodios restantes.

Dato aleatorio al margen que probablemente solo a mí me interese: Hasta la fecha, Lily Rabe solo había faltado a su cita con American Horror Story en Cult, de modo que si, como se supone, en 1984 no aparecen ni Evan Peters ni Sarah Paulson, los tres volverán a estar empatados en número de temporadas que aparecen. No obstante, Lily ha interpretado en total a seis personajes diferentes (repitió dos), mientras que Evan suma diez y Sarah once (tuvieron algunas temporadas con varios personajes).

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Los nuevos episodios de ‘American Horror Story: 1984’ se emiten cada sábado a las 01:10h en FOX España.

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