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Crítica: ‘Preacher’ regresa más centrada y pisando el acelerador

Dominic Cooper, como Jesse Custer. (Fuente: HBO España)

La primera temporada de Preacher dejó a los espectadores un poco confusos. Los lectores del cómic de Garth Ennis y Steve Dillon en el que se basa no encontraban la road movie alocada, bestia, subversiva y divertida de las viñetas, y quienes nunca lo habían leído tardaron en acostumbrarse a una historia en la que había ángeles que no pueden morir, un vampiro irlandés drogadicto y pendenciero, una mujer reservada a la que no conviene enfadar y un predicador muy inusual. Oh, y también había pululando por allí una entidad llamada Génesis, que otorga el poder (a quien consiga sobrevivirla) de que todo el mundo obedezca sus órdenes.

En aquellos primeros diez episodios, Seth Rogen, Evan Goldberg y Sam Catlin, responsables de la serie, prefirieron presentar bien a Jesse, Tulip y Cassidy, los tres protagonistas, y asentar las bases de su mundo antes de enviarlos por las carreteras del sur de Estados Unidos a buscar a Dios. Y eso es justo lo que están haciendo en una segunda temporada que va directa al grano, eleva la violencia irreverente y adapta, ahora sí, el cómic original.

A partir de este punto habrá spoilers de los tres primeros capítulos de la segunda temporada de ‘Preacher’.

El Santo de los Asesinos ha entrado por todo lo alto en ‘Preacher’. (Fuente: AMC)

Realmente, la primera temporada de la serie fue encontrando su camino en sus últimos capítulos; no sólo con la conversación de Jesse con el Cielo, o con la historia de por qué el Santo de los Asesinos es así, sino al ir profundizando, por ejemplo, en la relación entre Tulip y Cassidy, o en los fantasmas familiares que persiguen a Jesse.

Ese trabajo previo permite que, en la segunda entrega, puedan arrancar el primer capítulo con una persecución en coche y una entrada por todo lo alto del Santo de los Asesinos, que destruye todo a su paso en su caza de Jesse y Génesis.

Los dos primeros episodios, dirigidos por Rogen y Goldberg, son de hecho una huida constante de los tres protagonistas de ese pistolero demoníaco que no se detendrá hasta que no cumpla su objetivo. La violencia extrema con la que se emplea sirve a Preacher para aportar los toques más comiqueros y algo de humor negro, y también para que Jesse se dé cuenta de que está metido en un asunto mucho más serio de lo que él pensaba.

Porque, hasta ahora, el predicador no acaba de ser consciente de que Génesis no es como la hipervelocidad de Flash; no es un superpoder que mole, sino una carga que lo va a llevar directo al infierno. El pobre Fiore, atrapado en ese hilarante Día de la Marmota en el casino más kitsch desde que el agente Cooper limpió las tragaperras de Nevada en Twin Peaks, lo sabe a la perfección, y por eso lanza al Santo en su búsqueda; cada vez que Jesse use la Palabra, estará más cerca de su final.

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El predicador es bastante tozudo, mucho más que Tulip, y no escucha a nadie en su búsqueda de Dios. También es verdad que la propia Tulip podría compartir sus problemas con Viktor, ese mafioso con el que tiene cuentas pendientes y que el tercer capítulo empieza a introducir.

Joseph Gilgun, Ruth Negga y Dominic Cooper, en una imagen promocional de ‘Preacher’. (Fuente: AMC)

Ese tercer episodio, Damsels, es el que parece arrancar de verdad la segunda temporada. El trío protagonista está en Nueva Orleans (porque a Dios le gusta el jazz), un sitio donde Tulip no puede seguir huyendo de sus problemas pasados y donde conocemos a uno de los personajes del cómic más esperados, Herr Starr, líder de una misteriosa organización que también va tras los pasos de Jesse y Génesis.

Esta rápida introducción de Starr (y el vistazo a la celda de Eugene en el Infierno, con presencia de Hitler y todo) es una de las muestras de lo centrada que está Preacher en esta primera mitad de la temporada. No hay que construir todo un pueblo desde cero; ya conocemos perfectamente a los personajes y la relación entre todos ellos, y pueden sucederse todas las locuras que hagan falta. Y visto Starr, el Santo de los Asesinos no parece lo más alocado que la serie puede sacarse de la manga.

Las aventuras de Jesse, Tulip y Cassidy tienen la irreverencia justa, pequeñas invenciones visuales que le aportan mucha personalidad (muy comiqueras y que, al mismo tiempo, conectan con la sensibilidad de Breaking Bad que trae su showrunner, Sam Catlin) y tres protagonistas que resultan muy entretenidos de ver juntos. Están manejando con acierto todos los diferentes géneros en los que se mueve la serie (road movie criminal, noir, comedia de colgados, el slasher del Santo) y sus responsables tienen muy claro hacia dónde quieren ir, y que quieren pasarlo bien por el trayecto.

Y el montaje de las sucesivas muertes y resurrecciones de Fiore, presentadas como atracción de casino, es digno del mejor Bill Murray.

La segunda temporada de ‘Preacher’ se ve todos los martes en HBO España.

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