Henry Cavill es Geralt de Rivia. (Fuente: Netflix)
Esta crítica se ha escrito tras ver los tres primeros episodios de ‘The Witcher’ y no contiene spoilers.
El fantástico es de esos géneros que a menudo se crea pensando solamente en los fieles ya convencidos y poniendo distancia con los extraños. Si algo no hace The Witcher es eso. Al contrario, es clara, con bastante ritmo y con una sencillez en su arranque que puede atraer al público más insospechado. Pero la propuesta de Netflix ha sido tan anticipada que, aunque no se quiera, había ciertas expectativas depositadas en ella. Y así resulta difícil estar a la altura.
Para empezar, la elección del brujo protagonista, Henry Cavill, no acaba de convencer. Es hermoso, elegante, con muchísimo estilo y una planta indiscutible, pero eso no lo es todo. Confunde la sobriedad con la falta de expresividad, lo que hace pensar demasiado en su predecesor de videojuego más que en el de novela. Es difícil que una serie como esta, tan centrada en su papel protagonista, enamore con un alguien que transmite poco.
Pero ese no es su único defecto. La propia factura es otro. Con The Witcher no acabas de saber qué esperar. Si bien su arranque es puro espectáculo y promete un contenido lleno de posproducción cuidada, en ocasiones da la sensación de estar viendo una serie de principios de siglo con más cartón pluma del deseado y mala iluminación. Y, de nuevo, te ofrece una imagen bien planteada y producida que te hace pensar que no está todo perdido.
En la otra cara de la moneda, juega muy a su favor el pulso narrativo escogido. Si bien dificulta el poder ir siguiendo en paralelo ambos formatos (libros y serie), lo cierto es que funciona muy bien de forma serielizada. Su historia engancha y en esencia es lo que más importa cuando te planteas continuar o no con una producción. Pese a no estar del todo convencida con lo que ves, logra que quieras seguir sabiendo qué tiene que contar. Y eso suele ser suficiente.
Las comparaciones son odiosas, y he dejado ese punto para el final intencionadamente. Nadie puede acercarse a The Witcher esperando la nueva Juego de Tronos. Dejemos esa costumbre y ese pedir a una producción que sea otra. Es normal tener referentes y no apartarlos del todo. No pasa nada. Pero abandonemos la pretensión de buscar el nuevo título que remplace las añoranzas personales. Demos una oportunidad para que Netflix y Lauren Schmidt nos cuenten su historia.
La primera temporada de ‘The Witcher’ está disponible en Netflix.
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