Esta crítica se ha escrito tras ver el primer capítulo de ‘A la caza del amor’ y no contiene spoilers.
Por norma general, las series de época tienen unas características comunes, entre las que se encuentran un tono más serio y un tiempo de narración más lento. Como en todo, hay excepciones, como lo es la reciente Dickinson y como lo es ahora A la caza del amor. Ambas nos relatan un tiempo pasado con una estética más contemporánea y una sensación moderna. Aunque esta miniserie de tres capítulos está ambientada en el periodo de entreguerras, consigue dejar a un lado el corsé de la época para presentarse fresca, divertida y desenfadada, convirtiéndola así en la opción perfecta para estas noches de verano.
A la caza del amor, cuyo primer capítulo acaba de aterrizar en Movistar+, es un alocado drama romántico que nos presenta a Linda Radlett (Lily James) y Fanny Logan (Emily Beecham) como dos jóvenes que buscan incansablemente la libertad. Además de ser primas, son grandes amigas, son uña y carne, inseparables, pero también son muy diferentes. Mientras que Linda es salvaje, impulsiva, inconformista y bien enamoradiza, Fanny es todo lo contrario, más prudente, reflexiva y calmada, quizá porque arrastra el trauma de no haber sido criada por su madre, sino por su tía Emily (Annabel Mullion). Ambas son mujeres que no quieren estar relegadas en una sociedad machista en la que todo lo que tengan que hacer sea quedarse en casa y casarse pronto con un hombre al que casi ni conocen. Ellas no van a aceptar las imposiciones de la sociedad, ellas quieren encontrar el verdadero amor y ese es precisamente el motor principal de la ficción.
Aunque la búsqueda del amor, como bien dice su título, sea la trama visible de esta serie, la ficción tiene un trasfondo social. Las carismáticas Linda y Fanny tratan de salir como sea de las cuatro paredes regentadas por Matthew (Dominic West), padre de Linda y tío de Fanny, un hombre machista y racista, que no acepta que las mujeres opinen o vivan su vida fuera de lo socialmente aceptado. A pesar de que este es un personaje muy desagradable, representa muy bien la sociedad de las primeras décadas del siglo XX. Junto a él, el resto de personajes que aparecen también ayudan a construir esta dura crítica a la arcaica sociedad británica de esa época que tiene la ficción como telón de fondo. Se aprecia claramente en el personaje de la madre de Fanny (interpretado por Emily Mortimer, que aquí, además, es creadora y directora): se trata de una mujer libre que se acuesta con quien quiere y hace lo que le da la gana, básicamente. El resultado es que era conocida por todos como La Desbocada y era considerada más que una prostituta, solamente por no seguir los pasos de lo que se consideraba correcto por aquel entonces.
Lo más atractivo de esta ficción, además de sus acertadas intérpretes protagonistas, es cómo acaba de un plumazo con los 80 años que separan esa era de la actual. Con un tono alegre y desenfadado, nos acerca a la historia de esta familia, utilizando, además, un montaje que le aporta dinamismo. La música está especialmente bien elegida para los momentos clave y la ficción tiene una forma de presentar a sus personajes que nos permite ubicar perfectamente a cada uno de ellos, asentándonos como si fuéramos un miembro más de la familia.
Este retrato de una familia tradicional gana muchos puntos al estar contada por dos mujeres libres y empoderadas, que tratan por todos los medios de comenzar a vivir su propia vida, aunque eso pueda suponer que cada una tome caminos muy diferentes. Por todo esto, A la caza del amor, a pesar de encontrarse en la época en la que se encuentra, mantiene a flote un discurso feminista y su principal aliciente son los dos magnéticos personajes. El descaro que compone su primer episodio y la corta duración de la ficción, que solamente tiene tres capítulos, la convierte en la opción perfecta para sentarnos después de un largo día y disfrutar de una buena serie.
‘A la caza del amor’ se emite los lunes en Movistar+.