(Fuente: HBO)
Esta crítica se ha escrito tras ver los dos primeros episodios de la segunda temporada de ‘La materia oscura’ y no contiene spoilers.
A La materia oscura, la adaptación a serie de HBO y BBC de las novelas de fantasía de Philip Pullman, no le queda mucho que demostrar. Con su muy solvente primera temporada, la historia a cargo de Jack Thorne, guionista ubicuo de The Eddy, Enola Holmes o las series de This Is England, protagonizó una impresionante puesta de largo en la que pasaba la mano por la cara a la versión cinematográfica de la obra de Pullman, de 2007. La segunda entrega, estrenada ayer en HBO España, subraya el pecado original de la película: hacer una interpretación a medio gas de un universo de ficción que no cabe en 90 minutos.
Ya lo comentamos en esta casa a propósito de la primera hornada de episodios de la epopeya de la joven Lyra Belacqua (Dafne Keen) y Pan, su simpático daimonion: no hay discusión acerca de que el salto del cine a la televisión hizo al relato de Pullman ganar enteros en tiempo para perderse. Lo bello de las historias de aventuras, aunque lo parezca, no es la carrera adrenalínica, sino el paseo holgazán; la exploración curiosa, y no investigadora, el viaje infantil y no de negocios. La materia oscura funciona mejor cuando sus imberbes protagonistas deambulan por los paisajes de las novelas como un hobbit se estremece ante una montaña o el tristemente desaparecido Javier Reverte se perdía entre las frondas de su niñez.
La temporada anterior nos abandonó con Lyra, hija del científico disidente Asriel y la villana Marisa Coulter, dejando el mundo en el que arrancó su historia, el de los osos guerreros y el Magisterio ignominioso que subyuga el conocimiento en nombre de la fe. La niña cruzó un portal abierto por Asriel al mismo tiempo que Will, su contrapartida del mundo real (interpretado por Amir Wilson), cruzaba otro, este escondido en un parque de Oxford. El arranque de la nueva entrega da continuidad al salto, reuniendo a los dos jóvenes en un mismo destino: el mundo-isla Cittàgazze.
Esa región, la tercera que conocemos dentro de las muchas que existen en el universo de Pullman, es una colorida ciudadela abandonada, algo así como la Cimadevilla gijonense, y está habitada por unos infantes que parecen sacados de una película de Chicho Ibáñez Serrador. Allí se recrea la nueva temporada en esa zambullida en lo desconocido que engrandece tanto la narración, pero apenas dura. Pronto Lyra y Will saltan de vuelta al Oxford real para abrir camino a una trama inesperada, aunque conectada con el genoma mismo de la historia original: la conceptualización del Polvo, esa sustancia indómita que el Magisterio tanto teme, en términos científicos, tangibles, reales. La tan cacareada materia oscura.
Una vez más, al contrario que la adaptación cinematográfica que dirigió Chris Weitz (que no estaba tan mal, venía firmada por el artífice de American Pie y tenía en nómina a Daniel Craig), la serie encuentra en el compás televisivo la flexibilidad necesaria para articular una de las dialécticas fundamentales de las novelas sin dejarse matices por el camino. Regresa el conocimiento (en concreto, el estudio del Polvo y su naturaleza) entendido como caramelo de libertad por los que ansían saber y ser más, y como manzana corruptora por los censores que denuncian la herejía. El ideal de la Ilustración es la sentencia de muerte del Magisterio, que prefiere gobernar sobre la ignorancia.
No hay mucho más de este asunto en el arranque de la nueva temporada, que ha aterrizado en España con dos capítulos y recibirá uno más cada semana, pero es seguro que lo veremos. Así como veremos también más del alienante callejero de Cittàgazze, que apenas ha protagonizado unos minutos en esta remesa inicial, pero que, como prometía el tráiler con que se anunció el regreso de la notable producción de Jack Thorne, jugará un papel fundamental en el inevitable viaje inciático de Lyra y Will, sobre todo de ella, cada vez más disonante con la vis infantil de su personaje. Será maravilloso que todas las variables (la aventura, el encanto, la política, la exuberancia plástica) se conjuren para ofrecer una temporada a la altura de la primera.
La segunda temporada de ‘La materia oscura’ puede verse en HBO España, con un episodio nuevo cada semana.