Esta crítica se ha escrito después de ver los tres primeros episodios de ‘Away’. No contiene spoilers.
Emma Green (Hilary Swank) y Matt (Josh Charles) son una feliz pareja con una hija maravillosa (Talitha Eliana Bateman) con la que se llevan más que bien. Ambos se entrenan como astronautas para la primera misión tripulada a Marte, pero solo ella logrará superar las pruebas para entrar en el equipo. La de Away es una historia de naves espaciales de las que podrían ser de verdad en un futuro, y nos la trae Netflix.
La premisa es agradable, no hay tensiones entre el matrimonio, no compiten, trabajan conjuntamente para que el sueño de ella pueda suceder. Sin echarse en cara nada, sin resquemores y con una adolescente que hace todos los esfuerzos posibles por intentar llevarlo bien. En el equipo de los astronautas, sin embargo, las cosas no serán tan felices. De hecho en el arranque de Away casi nada es feliz. Todos sufren inconvenientes y se nada entre drama y drama. Cuando parece que una cosa se arregla surge otra. Pensando fríamente es razonable suponer que, de lo contrario, solo veríamos a cinco actores con escafandra estando muy aburridos.
(Fuente: Netflix)
La serie no es de llanto, no nos confundamos, pero es claramente una propuesta para aquellos que siguen el drama más que para los aficionados al espacio. El entorno es el que es, y suma pese a la ausencia de imágenes del exterior, pero pesan más los arcos personales. Nuestros protagonistas se han comprometido por tres años para la operación del espacio mayor jamás planteada, y lo hacen representando a cinco naciones distintas, como muestra de la colaboración del ser humano por conquistar el espacio conjuntamente, pero pronto aparecerán algunas tensiones y confusiones propias de los caracteres tan diferentes.
Y todo sin gritos, son perfiles seleccionados por su estoicismo y capacidad de convivir pese a las dificultades, así que se logra transmitir sentimientos, sufrimiento y complicaciones sin necesidad de apelar a la histeria. El ingrediente que hace que esa sucesión de problemas sea aguantable sin agobios es precisamente la falta de histeria que tiene.
El inicio de Away no es triste, es complicado y nos muestra la dificultad que entraña una operación como esta, no solo técnica, sino a nivel personal. Al final se habla de unas pocas personas, aisladas de su entorno y forzadas a convivir. No es fácil y se convierte en una prueba sociológica más allá del valor y la capacidad profesional de cada uno. Parece que tiene mucho más que decir y se merece darle una oportunidad.
La primera temporada de ‘Away’ está disponible en Netflix.
Crítica: ‘Ted Lasso’ es una serie que nos reconcilia con la vida
El optimismo, la genuina bondad y el espíritu positivo de su protagonista descolocan, pero son contagiososfueradeseries.com