Esta crítica se ha escrito tras ver ‘Besos al aire’ completa y no contiene spoilers.
Nuestra percepción de las obras audiovisuales, o del arte, está condicionada por nuestra situación, afectos, recuerdos o experiencias; unas veces más que otras. Con Besos al aire, la fatiga pandémica hacía que, a priori, sintiese cierto rechazo a su visionado. ¿Quién quiere ver, después de un año de pandemia, una serie en la que todo el mundo está sufriendo las consecuencias del dichoso virus, aunque sea en clave de comedia romántica? Esa era mi gran barrera emocional, a la que se sumaba el hartazgo por las series coronavíricas que poco han aportado al panorama televisivo. Sin embargo, darle una oportunidad (sin otro motivo que escribir esta crítica) me ha servido para sacarme de mi error: esta sí que merece la pena.
La propuesta de Besos al aire es muy sencilla y terrenal. Lejos de experimentos estilísticos y elitistas de cortometrajes confinados que componen antologías irregulares, la serie de Mediaset que ha estrenado esta semana en primicia Disney+ arma un relato panorámico sumando diferentes historias pequeñas de amor mundano. Sus personajes son reconocibles y sus vivencias cotidianas son espejo de las nuestras en aquel ya un poco lejano confinamiento de marzo de 2020. Es sencillo verse reconocido en pantalla, pero lejos de producir ese rechazo inicial del que hablaba antes, y del que me costó casi veinte minutos de metraje desprenderme, también logra sacar una sonrisa.
Con un elenco que pone mucho corazón, donde destacan Paco León como entrañable enfermero que mueve mensajes de amor por los pasillos del hospital, pero también otros intérpretes como Gloria Muñoz, Nuria Herrero o Gracia Olayo, Besos al aire afronta esta mirada hacia atrás con candor y mucha empatía. Y además, resulta un buen recuerdo de aquello que fue, con cierta perspectiva, que nos refresca la memoria de cuando todavía no sabíamos decir «PCR» o cuando salíamos a la calle sin mascarilla porque, aunque hubiese virus, todavía no estaban disponibles.
Sin esperarlo, Besos al aire termina siendo el relato más acertado para repasar lo sucedido, este trauma colectivo cuya herida no sabemos cuándo cicatrizará, si lo hace, y al que es difícil mirar a la cara. Sirve, también, como recordatorio de cara a la inminente cuarta ola de por qué no hay que relajarse todavía. No hacían falta impostura, virtuosismo o innovación. La cercanía y la sencillez de unas historias románticas puede ser un buen vehículo para empezar a hacer las paces con este último año, pues más que meter el dedo en la llaga, la serie de Darío Madrona nos ayuda a cicatrizar.
‘Besos al aire’ está disponible en Disney+.