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Crítica: ‘Bordertown’, entre fronteras anda el juego

(Fuente: Sundance TV)

La figura del detective peculiar siempre ha sido atractiva. Aquél que desgrana el caso hasta sus últimas consecuencias usando un método sólo accesible para él da mucho juego, sin duda. Desde las múltiples versiones de Sherlock Holmes o Hércules Poirot a Jimmy Doyle, pasando por Philip Marlowe, Luther, Monk, Rustin Spencer “Rust” Cohle, Dale Cooper, Marcella o Fox Mulder, entre muchos otros, estos adalides de la justicia despiertan mucho más interés en su modus operandi que en la resolución de los crímenes que investigan.

Da igual lo lógico, veraz, violento o poco ortodoxo que sea el protagonista en cuestión, porque lo que atrae y seduce de estos personajes es su capacidad para sorprendernos.

Y de eso trata Bordertown (Sorjonen, originalmente), que Sundance TV trae a España. Kari Sorjonen es un detective de la Oficina de Investigación Nacional de Finlandia que ha visto demasiada depravación en su carrera en Helsinki; además, su mujer ha sido operada recientemente de un cáncer cerebral, con lo que decide dar un cambio radical en su vida y empezar de nuevo en una tranquila y bucólica ciudad del norte, Lappeenranta. O eso creía él.

Situémonos: Kari Sorjonen (Ville Virtanen), su mujer, Paullina (Matleena Kuusniemi) y su hija, Janina (Olivia Ainali), se mudan a Lappeenranta, una pequeña localidad, ciudad natal de Paullina, situada en la frontera con Rusia y a escasos cien kilómetros de San Petersburgo. Huyendo de la violencia y oscuridad que ha vivido en su carrera profesional, la familia se muda con la esperanza de cimentar una vida mucho más hogareña e íntima, donde Sorjonen no viva anclado a su profesión y las relaciones entre los tres no se distancien.

Kari Sorjonen es conocido en Finlandia por sus peculiaridades como investigador: sus mapas mentales, palacios de la memoria, sus tics con el dedo en la frente como si fuese a percutir un aplique de racionalidad sobre la irracionalidad, sus razonamientos sólo al alcance de él. Una vez en su nuevo destino, y como no podía ser de otro modo, un caso de tráfico sexual con menores de por medio asola la pequeña comisaría de Lappeenranta. Su superior, Taina Henhutten (Kristiina Halttu), le asigna el caso y le propone dos ayudantes: Niko (Ilkka Vili) y Lena (Anu Sinisalo), una antigua agente infiltrada durante años en la mafia rusa y madre de Katia (Lenita Susi), víctima del tráfico sexual entre ambas fronteras.

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Con este germen comienza la serie, que asignará dos o tres capítulos a cada caso, según la escaleta de la misma. El balance del primer episodio es bueno. Nos sumamos a otro nordic noir con los clásicos denominadores comunes: un entorno bellísimo, una localidad donde nunca ocurre nada, unos personajes bien definidos, un tempo tranquilo y parsimonioso, La serie está dividida en una trama principal (las vicisitudes de la familia en su nuevo hogar) y otras que se pergeñan como autoconclusivas. Tiene los mimbres necesarios para darle una oportunidad, y once capítulos no se antojan demasiados.

¿Por qué hay que verla?: Para los amantes del nordic noir, es casi cita obligada.

Puntos fuertes: Lappeenranta y sus paisajes (una de las zonas con más lagos de Finlandia), Kari Sorjonen y Lena Jaakola. El cariz de los casos que anuncian.

Claves de su éxito: Fenómeno total en Finlandia; uno de cada cinco fineses ha visto la serie.

‘Bordertown’ se estrena esta noche, a las 22:30, en Sundance TV.

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