Esta crítica se ha escrito después de ver la temporada completa de ‘Caza de brujas’. No contiene spoilers.
Reconozco que mientras escribo he vuelto a poner de fondo el primer episodio de la primera temporada de Caza de brujas (Heksejakt), porque es de esas series donde el aleteo de una mariposa acaba montando un pollo enorme y parece mentira que todo parta de algo tan pequeño. Desde ayer podemos ver la propuesta Noruega en Filmin.
El título alternativo de esta serie podría ser En todos lados cuecen habas, porque si algo muestra es que también en un país nórdico como Noruega pueden suceder despropósitos del sistema más propios de la fama de otros países. Todo comienza con Ida Waage (Ingrid Bolsø Berdal), la directora financiera que detecta una inexactitud en un presupuesto de su bufete, lo que acabará desatando una crisis nacional.
Con independencia de su cierre, lo cierto es que la serie aleja al espectador de la romantización del sistema; está tan manipulado, por unos poderes privados tan grandes, que toda victoria ante él será anecdótica. Los fuertes sobreviven en sus situaciones cómodas y viciadas, caiga quien caiga.
Es un poco desmoralizador y no sería la serie adecuada para ver cuando necesitas que te digan que todo va a ir bien pero, por contra, engancha completamente y es de esas propuestas que se ven solas. De fondo, además, todo lo que vemos ocurre en un lugar donde la gente usa los esquíes para su movilidad cotidiana, cosa que me ha tenido loquísima toda la temporada.
(Fuente: Filmin)
La traición sobre los ciudadanos ocurre en un entorno acomodado e impoluto que contrasta completamente, es como si la perversión simplemente no pegara con un estilo impecable y completamente ordenado. Las casas tienen libros, las familias viven sin estrecheces y no se necesita llegar a la manida situación donde el ladronicio es fruto de una necesidad. Olvidemos esa excusa; algunos roban porque pueden y avarician más de lo que tienen, sea cuanto sea.
Es la forma de demostrarse la que resulta más dolorosa, Ida no quiere obedecer, pero la única forma de resistirse a convertirse en cómplice es viviendo en contra de todos, saliendo de su empresa, huyendo de ella y poniéndose el mundo por montera. Es la pelea de David contra Goliat donde la única alternativa es subirse al carro de la estafa. La impotencia que logra transmitir es preciosa, como esa erupción que no puedes dejar de mirar aunque traiga la desgracia y sea terrorífica.
Pero además está bien construida. Aunque pueda parecer que sus ocho episodios se harán largos y, pese a que por la mitad de la temporada pudiera parecer que no va a dar para tanto, lo hace y de qué forma. En ningún caso llega a hacerse pesada y, aunque da muchas cabriolas, no queda la sensación de que se ha estirado sin necesidad para alargar los minutos. Es entretenida, huye de los cliffhangers y consigue ir destapando los personajes poco a poco.
De hecho realmente, y aunque hable de temas complejos donde hay muchos protagonistas, la serie sucede alrededor de tres, cuatro personas; estas serán las bien dibujadas y las que se irán mostrando poco a poco, el resto quedarán solo boceteadas a grandes rasgos con lo que nos interesa. Lejos de ser una dejadez, logra que no perdamos energías con arcos secundarios que realmente no llevan a ningún lugar, solo coge aquello que necesita.
(Fuente: IMDB)
El resultado es una historia en varias escalas que aumenta exponencialmente y que, en cambio, no reclama excesiva atención para ser entendida. No necesitaremos anotar nombres y detalles, va a lo que va y lo hace de una forma directa. Además se complementa con unos villanos que logran sacarnos de nuestras casillas. La mezquindad a la que llegan genera odio y rabia y la sensación de que, si no fueran ellos, otros ocuparían su lugar va alimentando esa impotencia.
Caza de brujas no es una serie para despertar lástima, sino para encender corazones y hacer que uno ponga negro sobre blanco cuánto está dispuesto a pelear por sus principios. Huye de la lágrima y, aunque la historia de la protagonista podría dar para muchísimo amarillismo personalista, se centra en qué suponen los actos para el conjunto. Es una serie que habla de las consecuencias reales en el sistema cuando uno estafa. Y además puede ser la ruina para los individuos, pero lo que señala, sobre todo, es la podredumbre a la que se lleva al sistema cuando se permite que los grandes poderes lo compren todo.
‘Caza de brujas’ está disponible en Filmin.
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