Esta crítica se ha escrito tras ver los nueve primeros episodios de la cuarta temporada de ‘The Good Place’ y no contiene spoilers.
La última temporada de nuestra amada The Good Place está siendo difícil de valorar. Quedan lejos los episodios geniales y toca enfrentarse a que es el amor por sus personajes lo que nos hace seguir. Eso y que todos sabemos que es ya su última temporada. Cuesta ser vehemente con quien ha reconocido que ya lo ha dicho casi todo y que solo le queda dar un cierre ordenado a su historia.
Pero lo cierto es que la cuarta temporada no acaba de funcionar. Los nuevos personajes son unas marionetas sin peso ni perfiles desarrollados más allá de lo superficial. Y me diréis, es que no van de eso los episodios. Bien, pero eso nos deja en una situación donde casi todo lo que pueda hacer The Good Place es bueno, bonito y una forma de decirnos adiós con mucho tiempo. Algo así como cuando en un videojuego te enfrentas contra el monstruo final y sabes qué hay que hacer para lograrlo sin innovar demasiado, pero tampoco quieres dejarlo antes.
Aún y con todo, el último episodio nos deja momentos clave y una declaración de intenciones con Chidi. De todos, es posiblemente el protagonista más torturado y para el que la eternidad tiene más necesidad de encontrar una respuesta, o no una cualquiera, sino la que ha hallado en el noveno capítulo, devolviendo el protagonismo a Eleanor. Por encima de todo, de quien nos han hablado es de ella. Suyo fue el protagonismo inicial y, por muy coral que haya pasado a ser, The Good Place nos debe un final para su proceso de redención.
(Fuente: NBC)
Y en él tiene que estar Chidi. La pieza que la completó lo suficiente como para generar en ella un cambio no forzado, que desencadenó su proceso de crecimiento y le hizo reconciliarse con una humanidad con la que estaba permanentemente enfadada. Con el tiempo se nos ha olvidado el punto desde el que partían los cuatro humanos pero, si algo tiene que darnos que se pueda montar un cierre premeditado, es un lugar al que llegar. Quizás no el último, quizás sea más complejo que una meta para cada uno y tampoco sea su final. Pero sí necesito recuperar el individualismo de sus miembros para que cada uno de ellos tenga una lógica personal más allá de su papel en el grupo.
Diría que hemos quemado mucho carrete estas últimas semanas como para poder esperar una conclusión con la ambición que nos ha demostrado durante estos años. Pero también sé que The Good Place puede dejarnos con la boca abierta en muy poco tiempo. Demos un último voto de confianza para la que ha sido, a su vez, un lugar feliz al que acudir y un ágora de reflexión de motivos de lo más esenciales.
La cuarta temporada de ‘The Good Place’ se encuentra disponible los viernes en Netflix.
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