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Crítica: ‘El crepúsculo’, un prescindible thriller fantástico sobre ancestros y muerte en Tasmania

(Fuente: ABC Studios)

Esta crítica se ha escrito tras ver ‘El crepúsculo’ completa y no contiene spoilers.

Tras la reciente emisión de Mare of Easttown, corren tiempos complicados para estrenar una serie (otra más) en la que una detective separada, hundida social y familiarmente ha de resolver el misterioso asesinato de una mujer, toda vez que se recuperan antiguos casos de hace veinte años que están relacionados con la nueva investigación. Y con ese hándicap nos llega a Disney+ El crepúsculo (cuyo título original, The Gloaming, es vocablo del inglés antiguo que aún mantienen los escoceses), que pese a que sobre el papel la serie tenga ciertas similitudes con la ficción de Kate Winslet (y con True Detective, The Killing y otras muchas más), aquí no tenemos un drama familiar que se solvente con abrazos, sino un thriller con tintes sobrenaturales de muertes y misterio que basa su historia en la tradición ancestral de la isla australiana de Tasmania.

El crepúsculo arranca con un flashback seguido de la aparición del cadáver de una mujer brutalmente asesinada en un enclave natural sin igual: los parajes del monte Wellington en Hobart, capital del estado insular de Tasmania. Para resolver el misterioso asesinato, el jefe de policía, Lewis Grimshaw (Aaron Pedersen, Jack Irish), encarga la investigación a su mejor detective, Molly McGee (interpretada por Emma Booth, Érase una vez). Junto a ella, Alex O’Connell (Ewen Leslie, Top of the Lake), otro detective traído desde Melbourne, ayudará en este caso que parece guardar relación con otro sucedido hace un tiempo en el que él estuvo involucrado. Desde este momento la pareja protagonista de detectives debe desenmarañar este y muchos otros casos cerrados que irán cogiendo forma dentro de un gran puzzle del que forman parte todos los lugareños -donde destaca Gareth McAveney (Martin Henderson, Anatomía de Grey)- y del que nadie parece quedar a salvo.

¿Que qué es lo que tengo, que tengo de to?

(Los detectives O’Connell y McGee junto al jefe de policía Grimshaw. Fuente: ABC Studios)

Si hay algo por lo que se caracteriza El crepúsculo es por ser una serie tramposa con sus protagonistas y en cierta medida con el espectador. Desde un principio sabemos quién es el asesino, aunque desconocemos los motivos que le llevan a matar o por qué este nuevo caso está relacionado con anteriores investigaciones. Necesitamos que las pesquisas de los detectives vayan colocando esas piezas del puzzle que van componiendo la gran foto de lo que aquí sucede. Pero la lentitud con la que se desarrolla la trama, así como la elevada cantidad de hilos de los que tirar, hacen que desconectemos y no nos tomemos tan en serio la ficción como ella se toma a sí misma.

Además, el gran problema que encontramos en la serie creada por Vicki Madden (The Kettering Incident) es que recuerda demasiado al famoso anuncio de la ONCE en el que cantaban eso de «¿Que qué es lo que tengo, que tengo de to?». Durante los ocho episodios que componen la temporada encontramos multitud de temas como: asesinatos, misterio, acoso escolar, corrupción política e inmobiliaria, blanqueo de capitales, espíritus, brujería, magia negra, paganismo, tradición religiosa o la herencia escocesa de los convictos del siglo XIX. Todo un empacho de temáticas interconectadas que lo único que consiguen es que la historia tenga unos agujeros del tamaño de la isla de Tasmania.

Igualmente, la alargada sombra de la primera temporada de True Detective -la intro es un calco- está muy presente en la ficción australiana, no tanto en la profundidad de los diálogos como en el trasfondo de la historia con el folclore religioso. Asimismo, la construcción del personaje de McGee, la forma en la que viste y se comporta recuerda en muchas ocasiones a la Mireille Enos que protagonizó The Killing, remake americano del noir nórdico Forbrydelsen. Y en efecto, ese es el tipo de serie que El crepúsculo quiere ser, un thriller noir en el que la naturaleza y la ancestralidad de la isla de Tasmania jueguen a su favor. Y eso es lo único rescatable de la ficción, unos parajes y localizaciones que dan ganas de visitar, pero poco más.

No obstante, si hay un tipo de espectador que va a disfrutar con esta serie, es aquel que quedó encantado con la adaptación cinematográfica que se hizo de La trilogía del Baztán de Dolores Redondo. Hay más en El crepúsculo de El guardián invisible, El legado en los huesos u Ofrenda a la tormenta que de los modelos de thriller a los que pretende asemejarse. Será que las historias de la mitología y brujería vascas están emparentados con las antiguas enseñas paganas que los convictos escoceses se llevaron a la isla de Tasmania durante el siglo XIX.

‘El crepúsculo’ se emite los viernes en Disney+.

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