Verónica Sánchez es una de las protagonistas de ‘El embarcadero’ (Fuente: Movistar+)
Esta crítica se ha escrito después de ver los dos primeros episodios de ‘El embarcadero’ y no contiene spoilers.
Cuando los creadores de El embarcadero, Álex Pina y Esther Martínez-Lobato, promocionaban su serie insistían en que no debíamos esperar un thriller en la línea de La casa de papel, su anterior producción. Hacían bien en recalcarlo porque las expectativas que se generan después de un éxito de semejante calibre pueden volverse en contra, y porque ambas ficciones proponen al espectador viajes muy diferentes.
Si la serie de atracos era lúdica y llena de fuegos artificiales, aquí se propone algo más íntimo, donde la parte de melodrama toma la delantera respecto al suspense. Y aunque el enganche para el espectador es certero (ese cliffhanger del final del primer episodio nos impide abandonarla), lo que realmente nos hace quedarnos son unos personajes que parten del estereotipo más simple, pero que poco a poco van ganando matices.
Verónica Sánchez interpreta a Alejandra, la esposa de Óscar (Álvaro Morte). Es una mujer cuadriculada, arquitecta, de ciudad. Irene Arcos es Verónica, la amante de Óscar, una mujer libre, de campo, que vive en la Albufera. La primera se representa con tonos fríos y la segunda con cálidos. Dos mundos opuestos y demasiado obvios, que se empiezan a fundir a medida que avanza esta historia en la que el suicidio de él provoca que ambas se conozcan. Es entonces cuando El embarcadero empieza a conquistar: a medida que las líneas se funden.
Álvaro Morte e Irene Arcos. (Fuente: María Heras/Movistar+)
El motivo del suicidio (y la sospecha de que quizás no sea tal), por mucho que sea la pieza que mueve el engranaje del misterio, cede en la serie terreno a las emociones y acaba por interesar más cómo esta improbable relación entre Alejandra y Verónica puede ayudarles a gestionar el duelo. Así, la presencia de Óscar se va convirtiendo en algo cada vez más prescindible (y a ratos, molesto), especialmente cuando toma el punto de vista, porque forma parte del pasado. Tal vez no sea necesario saber tanto de él y lo que le pasó, sino mirar hacia delante con ellas.
Recomendable entretenimiento, esta ficción abre una interesante vía dentro de la propuesta de series originales de Movistar+, a medio camino entre las series en abierto y las de pago. Producida por Vancouver Media en colaboración con Atresmedia Studios, El embarcadero se esfuerza a ratos en ser “muy de cable” (con su uso del desnudo, por ejemplo) pero sin dejar de ser un producto muy accesible para el gran público.
La primera temporada completa de ‘El embarcadero’ está disponible bajo demanda en Movistar+.
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