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Crítica: ‘El perfume’, un thriller sombrío donde el aroma es mortal

(Fuente: Netflix)

Esta crítica se ha escrito tras ver la temporada completa de ‘El Perfume’ y no contiene spoilers.

El olfato es el único sentido de los cinco que nunca descansa. Esta frase copiada de El Perfume, la novela que encumbró al escritor alemán Patrick Süskind, es el leitmotiv para entender su mensaje y trama, su pretexto y conclusión. La novela, como su adaptación al cine en el 2006, narra la historia de Jean-Baptiste Grenouille, un asesino en serie que mataba a mujeres para poder apresar sus olores primarios y así generar el perfume perfecto: una esencia capaz de provocar el deseo de cualquier persona.

La eterna búsqueda del amor no correspondido, la atávica necesidad de ser amado, la privación del cariño desde el mismo nacimiento son los motivos que obran a su favor y contra él. Una lucha donde la moral pierde por norma.

El Perfume, la serie que estrena Netflix, no es una adaptación en sí de la novela de Süskind, ni siquiera lo pretende. Por un lado, es la excusa (o el medio publicitario) para presentarnos la historia; por otro lado, es el marco verosímil donde una parte de los elementos ficticios son extraídos de la novela para sustentar la trama. Pero, por encima de todo, es el relato de un grupo de personas que están ancladas en la misma búsqueda que vivió Grenouille. Son peones condenados, desde la casilla de salida, de un particular Juego de la Oca. Y como toda inherencia propia del jugador cegado por la necesidad de ganar, los medios justifican el fin. El Perfume, si quieren, es un prolapso o un epítome o un paralelismo dibujado en una época diferente. O todos a la vez. Eso sí, con identidad propia.

(Fuente: Netflix)

Situémonos: Actualidad, en una ciudad pequeña alemana del Bajo Rin. El cuerpo inerte de Katharina Läufer, una cantante local, aparece con el pelo rapado y con su sexo y axilas cortadas. El caso es asignado a la detective Nadja Simon (Friederike Becht) y su compañero Matthias Köhler (Jürgen Maurer).

Las primeras pesquisas les llevan a establecer la relación de la finada con cinco amigos de la época del instituto: Elena Seliger (Natalia Belitski), Roman Seliger (Ken Duken), Moritz de Vries (August Diehl), Daniel Sluiter (Christian Friedel) y Thomas Butsche (Trystan Pütter). La aparición de un perro enterrado sobre el cuerpo de un niño en un barrizal junto al río retrotrae la investigación unos veinte años atrás, cuando los seis integrantes de la pandilla descubren la pubertad.

Philipp Kadelbach (SS-GB, Hijos del Tercer Reich) opta por contar esta historia de seis capítulos a través de un constante juego de flashbacks, repartiendo la narración en dos partes: los tres primeros episodios introducen, presentan y contextualizan las relaciones de los cinco protagonistas vivos con Kaherina, tanto en el relato actual como en el pasado. La turbación juvenil provocada por el sexo, el deseo, la violencia, por un lado, y el afecto y la inocencia por otro, deriva e ilustra las personalidades futuras. Es aquí cuando emerge Süskind y su novela como telón de fondo, alimentando la curiosidad de los jóvenes (especialmente aquél que decide ser perfumista).

La segunda parte supone la constatación de los roles, las expectativas frustradas, y un mundo completamente diferente al imaginado en la juventud. Así, cada historia personal, sumada a la de la Nadja Simon, irán convergiendo (a pesar de ellos mismos) en una espiral cuyo epicentro es la reiterada búsqueda del amor correspondido. El intenso deseo de ser amado, sea cual sea el modo, se enfrenta a la moral de cada uno sin detenerse a calibrar en términos de bondad o maldad, prevaleciendo el impulso primigenio que ahoga a todos.

El Perfume es un thriller oscuro. La banda sonora resulta inquietante y densa, con armonías pesadas (entiéndanme el término), y así conjugar con un ritmo lento y medido, deteniéndose y alimentando el suspense, el carácter de la investigación. La estética de la fotografía también se divide en dos: la calidez de la inocencia de la juventud se torna verdosa y grisácea cuando se recrea el presente.

El Perfume funciona por sí sola independientemente de haber leído la novela o visto la película. Cierto es que ayuda a comprender el punto fantástico del que bebe la serie, pero no es necesario. La historia está plagada de sutilezas y detalles, una visita rápida a la serie puede causar cierta decepción; merece abordarla con calma y masticarla, macerarla y disfrutarla.

‘El Perfume’ está disponible en Netflix.

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