Esta crítica se ha escrito tras ver la temporada completa de ‘El vecino’ y no contiene spoilers.
A los que no nos consideramos fans de los superhéroes, El vecino sabe darnos exactamente lo que queremos: un justiciero distinto. Y quién mejor para serlo que Javier/Titán, el personaje interpretado por Quim Gutiérrez, un tipo que, de un momento a otro, descubre que tiene superpoderes porque es el elegido como Guardián del Universo. Hasta aquí, podría ser la premisa de muchas otras series, pero la diferencia está en que Titán no es más que un treintañero de barrio, muy gañán y patoso con un toque cañí, con el marrón de tener que salvar al mundo, algo que lo hace mucho más interesante.
Podríamos decir que la primera temporada fue simpática, pero quizás como anécdota de hacer una serie con este enfoque ya bastaba. Sin embargo, los nuevos capítulos han llegado para demostrarnos que sí que necesitamos esta ficción en nuestras vidas. Esta segunda entrega retoma el cliffhanger con el que terminó la primera, que era que Lola también tiene superpoderes y podría ser la verdadera elegida del universo. La situación hará que se establezcan dos grupos muy diferenciados: por un lado, Javier (Gutiérrez) y JR (Adrián Pino) y, por otro lado, Lola (Clara Lago) y Julia (Catalina Sopelana). O, dicho de otra forma, los titanes versus la policía del karma, como se harán llamar las chicas. Así, mientras Lola seguirá descubriendo cómo controlar sus poderes, Titán tendrá que luchar para que su posición heroica no sea ocupada.
Los protagonistas que ya conocíamos de El vecino son frescos y capaces de mantener la serie con ritmo, así que si a estos le sumas unos fichajes que llegan con fuerza, ya lo tienes todo. Es lo que ocurre con la llegada de Gracia Olayo, Javier Botet y Fran Perea. Olayo vuelve a demostrar que la comedia es lo suyo, porque en su papel como alcaldesa de Madrid está sublime. Mientras, Botet aparece como Tucker, un misterioso funcionario que será enviado para destapar quién es el verdadero Guardián, y Perea hace de Fran Perea, lo cual le sienta muy bien. Estos personajes consiguen adaptarse al resto aportando nueva energía y consiguiendo que la ficción dé el estirón completo, además de que apetece seguir viéndoles en pantalla, sobre todo para descubrir cuántos más guiños van a incorporar sobre Los Serrano o la carrera musical de Perea.
Sin duda, el planteamiento y el camino que escogen los guionistas para esta segunda temporada es totalmente acertado. Le sienta de maravilla haber presentado bien la trama y a sus personajes en los anteriores capítulos para centrarse en estos en nuevos y absurdos conflictos. Porque es precisamente la inclusión de esas tramas surrealistas el principal reclamo de la continuación, que incluye una mayor crítica social y un humor más satírico, manteniendo la esencia que le caracteriza.
Es una pena que esta temporada de El vecino sea la última, porque con estos capítulos ha demostrado que es la misma comedia absurda y loca que nos conquistó. Una ficción muy fresca, que se ve casi sin querer, con un reparto cuyos personajes parecen venirles como anillo al dedo, unas tramas a cada cual más irracional y, sobre todo, una serie con el mejor y más patoso superhéroe del mundo. Titán, utiliza tus poderes para conseguir una tercera temporada, por favor.
La temporada 2 de ‘El vecino’ está disponible en Netflix.