Verónica Echegui y Miki Esparbé en ‘Gente hablando’. (Fuente: Atresmedia)
Esta crítica se ha escrito tras ver los seis episodios de ‘Gente hablando’ y no contiene spoilers.
Ya dijo el cómico Álvaro Carmona, en la presentación de su serie en el festival MiM Series de Madrid, que los créditos de producción parecían “los de un cortometraje de universidad”, y añadió que eso no le agradaba. Lo parecen, no hay duda. Y eso, para una producción como Gente hablando (que Flooxer estrenó en diciembre), implica una libertad difícil de imaginar en otras circunstancias.
En cada uno de los seis episodios de la serie, Carmona presenta una situación mundana, con protagonistas ordinarios y que se resuelve de la forma más corriente: hablando. Esa es (como ya podrías sospechar) la clave de esta minimalista producción del sello online de Atresmedia. Para el festival internacional Series Mania de la ciudad de Lille, que la ha galardonado como Mejor serie en formato corto, el trabajo de Flooxer es “un Black Mirror desde el lado tierno”.
No sé si yo diría tanto. No por pasarme o quedarme corto, sino porque la de Brooker y la de Carmona juegan en dos ligas muy diferentes. El guion del humorista propone un paseo por las vidas de 12 extraños en calidad de vecinos que, de una manera u otra, se ven reconocidos en la humanidad sincera de la media docena de cortes. Ese tipo de identificación es algo que a la antología tecno-terrorífica de Netflix jamás le interesó.
En Gente hablando, la dirección (también a cargo de Carmona) sintoniza con el libreto y se echa a un lado para permitir que la naturalidad de las escenas planteadas cautive poco a poco y sin aditivos espectacularizantes. En el audiovisual, la pantalla suele concebirse como una ventana al mundo o como una composición plástica y bidimensional; y esta serie se desentiende de la segunda acepción para emplearse a fondo en servir de tragaluz. Con la excepción del episodio El vecino, que traduce la fórmula a otras herramientas, los capítulos de Gente hablando mantienen la cámara fija en la acción, y se limitan a separar y reunir a los interlocutores según se desarrolla la charla.
Uno de los ingredientes principales es, por tanto, la candidez de sus personajes. Al propio Carmona se unen Celia de Molina, Miki Esparbé, Verónica Echegui, Manuel Burque, Marian Hernández y Juanra Bonet para conformar un plantel de figuras con ardientes ideales y vicios repulsivos (como todos). A la hora de pensar los episodios, una opción es aislar a esos personajes de las localizaciones y entender estas como meros escenarios de papel pintado. Sin embargo, casi resulta más interesante verlos como figuras que viven más allá de sus líneas de guion, determinadas por unos espacios de experiencias que connotan las necesarias interacciones humanas.
Así, Gente hablando pasa de ser un ejercicio original de píldoras sobre el-chiste-por-el-chiste a encarnar una mirada “de autor”, según señalan desde la plataforma, sobre las preocupaciones de nuestro mundo más cercano (del blanco privilegiado, eso sí) y la necesidad de cierta fricción en las relaciones sociales para poder alcanzar un consenso de beneficio común. Tesis, antítesis, síntesis. En definitiva: buen trabajo, Flooxer. Que el premio de Lille no caiga en saco roto.
‘Gente hablando’ está disponible completa bajo demanda en Atresplayer.
Álvaro Carmona y su ‘Gente hablando’, premio en Series Mania
La serie de Flooxer ha sido reconocida en el festival internacional como Mejor serie en formato cortofueradeseries.com