Amy Adams y Patricia Clarkson son las principales protagonistas de ‘Heridas abiertas’. (Fuente: HBO España)
El gótico sureño es un género típicamente estadounidense que añade a las características del terror gótico convencional la humedad y el calor de la región, una naturaleza indomable y personajes que se mueven en historias dominadas por la pobreza, la violencia e impulsos realmente perturbadores. No todas las series de misterio ambientadas en el sur se encuadran en ese gótico sureño (True Detective, por ejemplo, era más terror cósmico a lo Lovecraft) y no todas resultan fáciles de ver porque sus códigos pueden llegar a ser excesivos y agobiantes.
Agobiante y abrumadora es lo que busca ser, precisamente, Heridas abiertas, la miniserie que HBO España estrena el lunes y que representa el regreso a la cadena del director Jean-Marc Valléé tras el éxito de Big Little Lies. Su nombre, más que sea otra adaptación de un libro muy conocido, ha llevado a que las expectativas alrededor del proyecto sean aún más altas que si sólo se centraran en Amy Adams, su gran protagonista, pero es importante que apartemos el recuerdo de esa serie cuando vayamos a ver Heridas abiertas.
Porque ésta no es una sátira social que deriva en un potente drama sobre malos tratos. Es la historia de una mujer que arrastra un trauma tan enorme, que la única manera de vivir con él es autolesionarse y beber vodka de una botella de agua de plástico, una mujer que tiene que volver a su pequeño pueblo del sur a investigar unas desapariciones y, de paso, a enfrentarse a ese remedo de Blanche DuBois que tiene por madre.
No es nada fácil para Camille volver a Wind Gap (Missouri). (Fuente: HBO España)
Heridas abiertas es una exploración seca y abrumadora de una mujer consumida por sus demonios. Sí, en la superficie, a lo largo de sus ocho capítulos asistiremos a la investigación del asesinato de una adolescente y la desaparición de otra, pero el misterio que interesa a Marti Noxon, su guionista principal, y Gillian Flynn, autora de la novela en la que se basa, es qué le pasó a Camille Preaker para que sea quien es ahora y, especialmente, si puede sobrevivir a ello.
Flynn ha comentado en varias ocasiones que escribió el libro para hablar sobre un personaje femenino que no es habitual en la ficción, y mucho menos en el género negro. Los detectives torturados y alcohólicos, con tendencia a que les den palizas en callejones detrás de bares, siempre son hombres, y es mucho más raro que la investigadora sea una mujer torturada y alcohólica que se inflige a sí misma esos actos de violencia.
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Heridas abiertas tiene el ritmo perezoso del verano en el sur, pero lo utiliza para construir esa atmósfera opresiva de los pueblos pequeños en los que lo único que se puede hacer es emborracharse y criticar a tus vecinos. También es el ritmo de reacción de Camille, que vive macerada en vodka y bourbon como única manera de seguir despertándose cada mañana, y a la que Amy Adams convierte en un personaje al que merece la pena ver semana a semana.
Porque Camille tiene muchos problemas (y su madre y el ambiente enrarecido a lo Tennesse Williams de su casa es uno de ellos), pero no es un personaje que vaya a deprimirnos. La serie pica la curiosidad para que podamos averiguar qué le ocurrió siendo adolescente, con unos destellos de recuerdos que desestabilizan justo porque son breves y no tienen sonido, y ella es sarcástica y una antiheroína que resulta muy interesante.
Adams, desde luego, le saca todo el jugo a su protagonista, y Heridas abiertas apunta a una serie que dará mucho que hablar. También es, probablemente, una que no va a dejar indiferente y que nos pide que nos sumerjamos en esa atmósfera de que cosas muy malas están pasando bajo la superficie de ese lugar soñoliento.
‘Heridas abiertas’ se estrena el lunes, 9 de julio, en HBO España.