Olivia Rodrigo es la Vanessa Hudgens de la serie. (Fuente: Fred Hayes/Disney)
Esta crítica se ha escrito tras ver el primer episodio de ‘High School Musical: El Musical: La Serie’ y no contiene spoilers.
Si The Mandalorian era la serie que más llamaba la atención de Disney+ al público más talludito, para el que es algo más joven (y no tanto), la ficción original que podría interesarles más es una que viene también con su propia dosis de nostalgia. Porque, si somos capaces de dejar de mirar por encima del hombro al entretenimiento que no se produce pensando en nosotros como target, hay que reconocer que High School Musical es uno de los grandes fenómenos de la década de los 2000.
Lo que era una tv movie musical más para Disney Channel se convirtió en un fenómeno que lanzó al estrellato a Zac Efron y Vanessa Hudgens y que marcó a toda una generación de adolescentes que, ahora, han crecido y pueden disfrutar de una nueva versión que mira de frente a la nostalgia por aquella saga de películas (se produjeron tres). ¿Cómo lo hace? Reconociendo su existencia. Ahí está el primer punto que puede hacer que High School Musical: El Musical: La Serie destaque por encima de ficciones genéricas juveniles de Disney: su lado meta.
Porque todo lo demás grita Disney Channel por los cuatro costados. Sus protagonistas son jóvenes, guapos, inofensivos y arquetípicos. La mejor amiga negra de la protagonista es exactamente como pensamos si leemos esa definición, y el coreógrafo homosexual de la nueva directora del grupo de teatro cumple todos los clichés (más rebajados de lo que habrían estado en los 2000, eso sí). El triángulo amoroso tiene menos química que si fueran cubitos de hielo, y lo que salva al primer capítulo es una vena subterránea de humor ácido que podría elevar la serie.
(Fuente: Disney+/Natalie Cass)
De hecho, ese primer capítulo recuerda un poco a Glee, y no solo en que, cuando la protagonista canta su canción para las audiciones para el musical del instituto, la vemos de repente como si estuviera dentro del número ya listo para su representación. La mala leche que recorría la creación de Ryan Murphy se ve aquí en algunos comentarios de fondo y, de vez en cuando, en la manera en la que se utilizan los diálogos a cámara de sus chavales, en los que cuentan lo que de verdad están pensando (que, por supuesto, rara vez casa con lo que están haciendo).
Que la acción transcurra en el instituto donde se rodó High School Musical y que la directora del teatro, fan confesa de la tv movie, quiera montarla como la obra de ese semestre aporta esa excusa para que puedan hacerse bromas sobre el pelo de Zac Efron, por ejemplo, y la serie pueda escapar de las trampas de un reboot, aunque su trama vaya a seguir en algunos puntos la de la película. Lo más probable es que los personajes hasta se den cuenta de ello y utilicen a Troy y Gabriella como referentes para solucionar dichas tramas.
El arranque es, por supuesto, inofensivo, entretenido y pensado muy para el público objetivo de Disney Channel, pero tampoco insulta nuestra inteligencia. El potencial para que salga algo más interesante está encerrado bajo las canciones azucaradas. De hecho, si High School Musical: El Musical: La Serie acaba acercándose más a otras series de Disney en los 2000 como Lizzie McGuire, ya podremos decir que ha sido una de las sorpresas del catálogo de Disney+. Tendremos que ver cómo evoluciona el montaje del musical.
‘High School Musical: El Musical: La Serie’ está disponible todos los martes en Disney+.
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