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Crítica: ‘Insatiable’, cuando los límites del humor no son el mayor problema

Patty, la protagonista de la serie. (Fuente: Tina Rowden/Netflix)

La nueva serie para adolescentes de Netflix se llama Insatiable, y vino con controversia desde antes de su estreno. Pero vayamos por partes.

Patty Bladell (Debbie Ryan) es una joven a la que siempre le ha perseguido la báscula. En un instituto reinado por la popularidad y el aspecto, ella no encajaba. Creció recluida en casa con su mejor amiga, perdiéndose bailes, fiestas y la vida social propia de una joven de su edad. Y entonces llegó el cambio. Aferrada a una chocolatina en el párquing de un 24 horas le dieron un puñetazo en la mandíbula que la dejó sin comer sólido todo un verano. Tras estos meses, el patito feo se convirtió en un cisne precioso y explosivo.

Patty la Gorda se había convertido en una adolescente maravillosa, de labios carnosos y una melena deslumbrante. Y pensaba utilizar su belleza contra todos los que se habían reído de ella.

¿Pero por qué atrajo las discusiones el tráiler? Porque el tono con el que enfocaban su personalidad gorda no mostraba respeto. Reconozco que me llamaba la atención, en buena parte, por ver cuánto de razón tenían esas quejas. Y porque me gustan los contenidos para jóvenes. Y porque soy gorda, me gusta saber qué visión de nosotros da una serie.

Y me decepcionó. Terriblemente. No me molestan las bromas fuera de lugar. De chavala me divertía con Monica Geller y de mayor me ha hecho gracia el personaje de Schmidt de New Girl. Entiendo que son caricaturas de una situación que agarran un prototipo y lo deforman hasta la hilaridad. Y sé distanciarlos de una crítica argumentada, porque no es lo que pretenden. Puedo entender que a alguien le resulten insultantes, pero es que el humor que camina sobre la línea fina que separa la ofensa suele hacerme gracia. No entraré a discutir que los labios carnosos de Patty, los pechos exuberantes o esa melena envidiable ya los tenía antes, porque creo que es más complejo, pero sobre todo porque no quiero entrar en eso.

(Fuente: Tina Rowden/Netflix)

La serie busca risas, a costa de una gorda, sí, pero también a costa de un abogado pijo, su mujer florero y las niñas monas sin sesera. Todos ellos también podrían sentirse perfectamente ofendidos. Pero, de nuevo, es que Insatiable no pretende realmente colocar sobre la mesa todos esos debates. Quiere ser una comedia algo cafre que haga sátira de todo lo que le rodea.

El problema que tiene Insatiable es otro. Es que no es buena. Su ritmo constantemente cortado recuerda a Awkward; lo que allí funcionaba bien y era utilizado para que el espectador fuera partícipe del absurdo de la situación, aquí simplemente parece algo torpe. Su humor creo que pretende emular a Santa Clarita Diet (de la que, por cierto, tampoco soy muy fan, simplemente porque no es un producto hecho para mí), pero es que no hace gracia. Y sus personajes no tienen gancho, son algo planos y no logran llegar al punto de locura que me haría apostar por ellos (al contrario de lo que pasaba en Santa Clarita Diet, por ejemplo).

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En el momento en que una comedia que juega con la ofensa permanente no funciona como comedia, empiezas a fijarte sobre qué se bromea. Los gordos no pueden dejar de comer, el origen de su condición se limita a no despegarse del chocolate. Pero, honestamente, puestos a poner la lupa, mucho más ofensivo me parece hacer permanentemente bromas sobre la pederastia en un producto juvenil, o sobre el lesbianismo, ya que estamos. Cuando una comedia no te aporta un argumento que enganche (hola, Gossip Girl, pase, pase), no tiene unos personajes carismáticos (señores de The Vampire Diaries, su asiento es este) o no se regodea cómodamente sobre el drama de ser adolescente (Pequeñas Mentirosas, cómo ustedes por aquí) empiezas a fijarte mucho más en todas esas cosas que la hacen no ser un producto maravilloso.

Alyssa Milano y Dallas Roberts son otros de los protagonistas de la serie. (Fuente: Tina Rowden/Netflix)

Y fijaos que intencionadamente he citado tres casos de series algo mamarrachas. Mi queja sobre Insatiable no es que no sea un producto de alta calidad que forme a nuestros jóvenes en unos valores éticos y complejos, desde el principio no pretendía pedirle eso y por eso no me ofendió la caricaturización de la gordura. Mi queja es que es una serie que no funciona. No hace gracia, no tiene un argumento que me atrape ante la pantalla y no consigue despertar en mí ninguna simpatía por sus protagonistas. Mi queja es que creo que podría haber sido algo mejor para este verano; más ágil, más complejo, pero sobre todo más divertido.

¿Estoy enfadada con Insatiable? No, para nada, no le tengo en cuenta todas esas bromas fuera de lugar. Pero no creo que sea lo primero que me venga a la cabeza para recomendar a adultos ni, desde luego, a jóvenes.

La primera temporada de ‘Insatiable’ puede verse al completo en Netflix.

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