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Crítica: ‘Jupiter’s Legacy’ y los superhéroes geriátricos de Netflix no convencen

(Fuente: Netflix)

Esta crítica se ha escrito tras ver los dos primeros episodios de ‘Jupiter’s Legacy’ y no contiene spoilers.

Todo el mundo quiere tener su franquicia de superhéroes. Disney+ tiene Marvel, HBO Max tiene DC y Amazon ha encontrado sus filones en The Boys e Invincible. Y, mientras tanto, Netflix intenta buscar los suyos en propuestas tan dispares como The Umbrella Academy -que si son exactamente superhéroes o no es un debate que hoy no toca-, la noruega Ragnarök o la serie que hoy nos ocupa, Jupiter’s Legacy, de la que se acaba de lanzar su primera temporada.

Basada en los cómics de Mark Millar y Frank Quitely (obra y gracia de uno de esos acuerdos millonarios de la plataforma, en este caso con la compra del sello de cómics Millarworld) y desarrollada para televisión por Steven S. DeKnight (Daredevil, Spartacus), la ficción nos habla de cómo la primera generación de superhéroes, conocidos como grupo como La Unión, se acerca a su merecida jubilación. Pero ya con el peno cano y pendientes de encontrar el pelador de ajos entre los cajones de la cocina, sienten que todavía no se pueden retirar, pues no están convencidos de quienes le deberían dar el relevo.

De esta manera, la serie teje una problemática —sobradamente verbalizada desde el primer episodio— en forma de dicotomía: lo viejo frente a lo nuevo. El gran superhéroe clásico, Utopian, sigue siendo el hombre más poderoso, pero sus hijos no están a la altura: Brandon es, digamos, un blandengue que quiere ser un héroe para conseguir el amor que nunca tuvo de su padre y Chloe es la oveja negra de la familia. Y los otros superhéroes entre la veintena y la treintena tampoco parecen suficientemente buenos para suplir a los anteriores. Aunque, por encima de una cuestión de fuerza, subyace otra más importante: la moral.

Lo que viene a contarnos Jupiter’s Legacy (insisto, con un trazo bastante grueso) es que lo que antes era la solución definitiva, ese héroe total, ya no sirve en el mundo actual. Ya no todo es blanco y negro, sino que existe una gran escala de grises. Esto se ejemplifica con las tres reglas de La Unión: no matar, velar por el bien de la Humanidad y no posicionarse políticamente. Pero ¿cómo se puede separar la política de los conceptos de bien y mal?, ¿es acaso eso posible?, ¿existen hoy día villanos tan maniqueos? Por supuesto, esto que plantea la obra de Millar viene a ser un paralelismo con la propia historia de los superhéroes comiqueros, que han ido ganando a lo largo de las décadas en matices y escapando del arquetipo más básico.

Así las cosas, se comprenden fácilmente las intenciones y propuestas de la serie, ¿pero funciona? Pues a duras penas. Aún con una producción más que decente, efectos especiales que suben un peldaño respecto al Arrowverso y algún que otro set piece disfrutable, da la sensación de que Jupiter’s Legacy nos cuenta algo que ya nos han contado muchas otras veces y, sobre todo, que llega un par de años tarde. Habría sido diferente ver esto antes de que Bruja Escarlata y Visión diese semejante golpe en la mesa. Tampoco consigue ser tan amena como The Umbrella Academy ni tener la profundidad de Watchmen y se queda, al menos por ahora, como la típica serie promesa. Esa en la que ves que hay mimbres para que, quizás en la segunda temporada, más adelante se convierta en un mejor producto. En estos casos, es cada uno quien debe decidir si la inversión le vale la pena.

‘Jupiter’s Legacy’ está disponible en Netflix.

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