Xosé Antonio Touriñán, el único esclavo tracio con acento romano, junto a Julián López, patricio y orgulloso. (Fuente: Emilio Pereda/Movistar+)
Esta crítica se ha escrito tras ver la temporada completa de ‘Justo antes de Cristo’ y no contiene spoilers.
La comedia sobre el absurdo es uno de esos recursos que, bien utilizado, resulta desternillante. Esa es parte de la pretensión de Justo antes de Cristo. Un poco hablar de nada. Y de todo. Bajo la excusa de la guerra entre el Imperio Romano y Tracia, la nueva comedia de Movistar+ bromea sobre lo cotidiano y los miedos de las batallas.
Pepón Montero y Juan Maidagán son las personas que se esconden tras esta de romanos, y lo hacen con seis episodios de 30 minutos cada uno que transcurren en un campamento romano en pleno nudo bélico en el Imperio. Manio Sempronio, un patricio acomodado hijo de un gran luchador, es condenado tras matar accidentalmente a un senador. La pena no es otra que morir, pero tras un mes intentando encontrar valor para sacrificarse, y sin lograrlo, se le da la opción entre el destierro o el ejército. Asustado ante la idea de salir del mundo civilizado, escoge el frente.
Pero no está preparado para ello. Algo vaguete, algo cobarde y con poquísima formación, intenta apañárselas como puede para escaquearse de cada labor que se le encomienda. El resultado, lejos de pasar desapercibido, es que logra hacer que los romanos entren en guerra con los tracios.
Sin embargo todo esto no es más que una excusa. Justo antes de Cristo es de esas series donde, una vez entendido el contexto, todo lo demás pasa a ser un poco irrelevante. Lo interesante es cómo utiliza un momento histórico conocido para hacer guasa. Más parecido a los romanos de Astérix que a los grandes clásicos del cine, la serie ahonda en los comportamientos de sus protagonistas. Los rabiosos lo son hasta la caricatura, los incompetentes no logran disimularlo y entre todos no suman medio soldado apañado.
César Sarachu y Aníbal Gómez, jefazo y esclavo de lo romano respectivamente. (Fuente: Movistar+)
Quizás una excepción sea Valeria (Cecilia Freire), hija de Cneo Valerio (César Sarachu), centurión del campamento. De entre todos es la única con capacidad resolutiva y nervio para trazar un plan. Entre el resto, poco, o nada. Más conforme se asciende en la escala jerárquica. Sí, es un tópico. Ellas valen, ellos no, los jefes son bobos y los esclavos listos. Pero no tiene otra pretensión.
Justo antes de Cristo es una serie cómoda, que bromea sobre temas que ya hemos visto antes y que no intenta tener grandes mensajes. No necesita escenarios impresionantes ni moralejas que transmitir. Es ese bromear tras bromear sin ningún tipo de fuste que o gusta o aburre soberanamente. En mi caso, me resulta fantástico, es de esos títulos que podré ver varias veces volviendo a bromas que conozco y que espero. El carcajearte ante la pantalla por chistes recurrentes y algo atemporales.
Manolo Solo está maravilloso representando a un comandante rabioso e iracundo, Julián López no podría ser más bobo (en el mejor de los sentidos) y César Sarachu es tierno, absurdo y cómico a la vez. En general, el elenco con el que cuenta tiene experiencia sobrada ante la pantalla, y se nota. Entre todos consiguen dar un aire de teatrillo callejero antiguo que le sienta muy bien, y que consigue un tono desenfadado que bien podríamos haber escuchado hace un siglo.
Es cierto, Justo antes de Cristo no es para todo el mundo, reclama cariño por las tontunadas sin sentido y el chascarrillo clásico. Pero, para aquellos que reíamos con Camera café o con títulos parecidos sin ningún tipo de seriedad, es una serie con una falta de pretensión y de pedagogía que resulta reconfortante. No es una dramedia, no pretende aleccionar, no va a cambiar el mundo, pero funciona. La ves, te ríes y te entran ganas de mandarlos a todos al cuerno o a aprender a pelear. Y de repetir muchas veces que están locos estos romanos.
La primera temporada de ‘Justo antes de Cristo’ está disponible en Movistar+.
Así deshonraron a sus familias los protagonistas de ‘Justo antes de Cristo’
Si hubiesen vivido en la antigua Roma, quizás ellos también habrían tenido que probar la cicutafueradeseries.com