Tom Cullen, en el centro, es el protagonista de ‘Knightfall’. (Foto: HBO España)
La Orden del Temple era una institución bastante peculiar en la Edad Media. Eran monjes con voto de castidad y una vida entregada al servicio de Dios, pero también eran soldados cuya misión era proteger los lugares sagrados de Tierra Santa. Es cierto que órdenes militares cristianas hubo unas cuantas, pero lo que distinguió a los templarios es que llegaron a acumular tantas riquezas, que se convirtieron en el banco de Europa. Y eso acabó precipitando su caída.
Knightfall, la serie de History que HBO España estrenó ayer, se sitúa en el inicio de dicho declive. Los templarios siguen teniendo poder en su feudo principal de Francia, pero las cruzadas han sido un fracaso. La pérdida de Acre, en 1291, deja profundas secuelas en los protagonistas, los caballeros que tuvieron que huir de allí y, sobre todo, que debían proteger el Santo Grial con sus vidas. En la huida caótica, sin embargo, lo perdieron.
El personaje principal es Landry (Tom Cullen), uno de esos templarios que estuvieron en Acre y que, años después, se trasladan a París. Allí es uno de los asesores de confianza del rey Felipe IV, que atraviesa dificultades económicas. El maestre de la orden nunca ha dejado de buscar el Grial, pero al mismo tiempo, empieza a tejerse a su alrededor una conspiración que puede acabar con los templarios.
La intersección de esas dos tramas, la búsqueda del Grial perdido y las intrigas que se desarrollan en la corte, son el impulso de Knightfall, producida entre otros por Jeremy Renner y con Dominic Minghella como showrunner, quiere que ese aspecto político, los prejuicios raciales de la época y los temores que causaba el poder de los templarios entre los nobles den más empaque a las aventuras de Landry y compañía, pero se queda corto en el arranque de la serie.
En los dos primeros capítulos se presenta enseguida el conflicto principal y a los actores de importancia en él, pero falta chispa. Por ejemplo, los tejemanejes políticos alrededor de Felipe IV aportan poco a la historia, más allá de un villano que tiene potencial para, al menos, ser divertido de lo manipulador que puede ser (algo así como su propio Meñique o, si somos fans de El Señor de los Anillos, Grima Lengua de Serpiente). No pueden eliminarse porque resultarán fundamentales en la caída de los templarios, pero son un quiero y no puedo.
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No sólo es el deber de los templarios recuperar esa reliquia, sino que abre la puerta a que Landry se enfrente a todos los asuntos sin resolver que arrastra de la derrota en Acre, y a los caballeros que creen que su papel en esa batalla no fue precisamente de lo más honorable. Es un conflicto con mayor potencial porque implica muy directamente al protagonista.
El papa Bonifacio VIII y De Nogaret, que se presenta como el gran villano de la serie. (Fuente: HBO España)
Sin embargo, esos dos primeros capítulos dedican más tiempo a las maniobras políticas de De Nogaret, consejero de confianza de Felipe IV, que quiere crear la situación social más inestable posible para medrar en su propio beneficio. Puede ser un malo divertido (tiene un par de interacciones con el Papa, de visita en París, que apuntan en esa dirección), pero también es demasiado obvio hasta en su perilla.
El equilibrio entre las dos líneas argumentales de Knightfall va a ser la clave de que su primera temporada, de diez episodios, vaya a alguna parte. Por ahora, es el misterio alrededor del Grial lo que puede dar unas aventuras con cierto potencial.
Notas al margen
- A Tom Cullen se le conocía más, hasta ahora, por participar en la película indie Weekend, y los fans de Orphan Black lo vieron en un capítulo de la quinta temporada con Krystal Goderitch.
- Históricamente, Knightfall ya patina al convertir el reino de Aragón en el reino de Cataluña.
- En España quedan bastantes restos de la presencia templaria, desde el castillo de Ponferrada (León) o el de Peñíscola a pequeñas ermitas en Asturias.
‘Knightfall’ está disponible los jueves en HBO España.
