(Fuente: TVE)
Esta crítica se ha escrito tras ver el primer episodio de ‘La caza. Tramuntana’ y no contiene spoilers.
El estreno de La caza. Monteperdido, en marzo del año pasado, no me resultó demasiado atractivo; sin ser una serie fallida, me resultaba demasiado genérica en su propuesta de thiller. Sin embargo, su tránsito por la parrilla de Televisión Española logró notables resultados y atrapó a una audiencia fiel, que le valió para renovar por una segunda temporada. Y ahora nos llega La caza. Tramuntana, nueva entrega de la serie convertida en franquicia, que consigue mejorar lo que ofrecía su predecesora en varios aspectos.
Para empezar, el cambio de una localidad ficticia a una zona real, aunque tampoco se especifique mucho en qué pueblo de la sierra de Tramontana estamos, le beneficia a la hora de constituir su atmósfera: distintos paisajes y una idiosincrasia local más específica suponen un revulsivo, pues al final la riqueza cultural de nuestro país es un valor a explotar en la ficción y encontrar personalidad propia. Un caso nuevo algo más original, que puede seguirse sin haber visto el anterior (o sin recordarlo) aunque con cierta continuidad, y una Megan Montaner crecida sirven para sentar las bases de esta nueva y mejorada etapa.
Si en Monteperdido partíamos del tan trillado recurso de las niñas perdidas como centro del misterio, aquí comenzamos con un asesinato que debe investigar la sargento Sara Campos. Obviamente, una muerte es también algo elemental en las ficciones criminales y de intriga, pero aquí lo que funciona no es tanto el qué sino el cómo. Por un lado, tanto la móvil del crimen como la identidad del asesino quedan expuestos al final del primer episodio, pero el espectador descubre que eso es solo la punta del iceberg. Por otro, la narración gana en complejidad con la inclusión de una segunda línea temporal, pues además de la investigación liderada por Sara hay otra, tiempo después, en la que un nuevo personaje indaga sobre ella, la valía de su trabajo y un pasado turbio que esconde.
Dejando al margen alguna interpretación que podríamos poner en cuarentena (me da la sensación de que Félix Gómez está “interpretando” demasiado fuerte), el resultado global de La caza. Tramuntana, al menos en su arranque, es el de una serie con una mayor entidad que la que tenía antaño. TVE tiene mucho empeño en que el thriller sea una de las fórmulas para enganchar a su audiencia y esta parece una de las producciones del género más sólidas que ha creado en los últimos años. Habrá que ver hasta dónde llegamos junto a Campos.
‘La caza. Tramuntana’ se emite los miércoles en La 1.