Esta crítica está realizada tras ver la primera temporada de ‘The Gilded Age’ y contiene spoilers.
Estamos muy acostumbrados a las series de época en las que nos vamos al Reino Unido y nos asomamos por un agujero a la Inglaterra de la época victoriana. Paseamos por sus salones, nos arreglan el traje, criticamos como viejas y sabemos, que si alguien te toca un dedo y te pillan, implica matrimonio. Aunque en esta serie también nos vamos a encontrar parte de estas costumbres, hacemos un cambio importante ya que nos vamos a finales del siglo XIX en la ciudad de Nueva York durante el periodo de la Edad Dorada y, esta nueva serie, nos trae todo lo que nos faltaba por saber de aquel lado del charco con un plus: las mejores interpretaciones que han pasado por nuestros ojos en mucho tiempo.
La historia comienza con Marian Brook, interpretado por Louisa Gummer, la hijísima de Meryl Streep. Esta joven, tras la muerte de su padre, se encuentra completamente arruinada y deber irse a vivir con sus tías con las que nunca tuvo un trato afable. Ahora, sola en el mundo, debe recurrir a sus únicos familiares si no quiere acabar en la calle.
Mientras espera el tren para llegar a Nueva York le roban su bolso con el poco dinero que le quedaba y así conocerá a uno de los personajes más relevantes e innovadores en este tipo de series: Peggy Scott (Denée Benton). Peggy es una joven independiente cuyo sueño es ser periodista, ayuda a Marian prestándole dinero y acompañándola en el viaje; un acto que transformará la vida de ambas para siempre. Estamos hablando de la Edad Dorada en Estados Unidos, recién terminada la Guerra de Secesión y una joven negra con más aspiraciones y sabiduría que cualquiera de las blancas que la rodean. Ella sabe cuál es su puesto, Marian no y no es por ignorancia, es que esta joven no ve raza, religión, ni clase social sólo lo bueno en las personas. Cuando llegan por fin a Nueva York, Peggy ve recompensado su acto de generosidad; las tías le devuelven el favor contratándola como la secretaria de una de ellas y se forja una de las mejores relaciones de admiración mutua que se han visto en televisión.
Cuando llegamos a casa de sus tías y vemos quiénes hay dentro, tenemos que postrarnos a los pies de la entrada. En su interior nos encontramos a las hermanas Agnes van Rhijn, interpretándola la magistral Christine Baranski, y Cynthia Nixon como Ada Brook. No puedo explicar las maravillosas contestaciones y salidas de tono de la tía Agnes sin emocionarme sólo de pensarlo. Su papel es el de una mujer que ha vivido lo que no debía ya que su hermano, el padre de Marian, las arruinó por completo y esto supuso que Agnes tuviera que casarse con un hombre despreciable con el que tuvo un hijo y así salvar a ella y a su hermana menor de la pobreza. Por su parte, Ada es una solterona de voz apocada y dulzura extrema que acepta como puede la vida que le ha tocado. Nixon en esta interpretación está sembrada y hace que olvidemos por completo sus papeles en ‘Sexo en Nueva York’ y ‘And just like that…’ Maravillosa.
La premisa de ‘La Edad Dorada’ no sólo se basa en la clásica llegada de sobrina pobre junto a sus tías ricas que deben casarla con un partidazo. No. Esta serie se basa en la lucha de clases. Los nuevos ricos frente a la aristocracia de nacimiento llegada con el Mayflower en 1620, transportando a los llamados Peregrinos desde Inglaterra hasta la costa oriental de América del Norte. Agnes y su hermana pertenecen a los descendientes de aquella oleada pero los vecinos de enfrente son nuevos ricos sin linaje cuyos personajes o los amas o lo detestas. Yo a ella la adoro.
Carrie Coon como Bertha Russell está esplendida en su papel de mujer con coraje, con un marido que la venera y no conoce fronteras para hacer entender a la sociedad neoyorkina que ella les va a salvar con DINERO. El dicho de «el dinero no da la felicidad» para ella son falacias inventadas por la aristocracia que no le permiten alcanzar lo más alto de la escalera social. Este matrimonio tiene dos hijos bastante insípidos, pero del mayor nos van dando pistas que lo veremos más a menudo.
Del que sabemos que queremos ver y saber más es del hijo de Agnes. Homosexual que quiere mantener su puesto como aristócrata y que no atiende a razones pese a que el amor de su vida lo tiene totalmente entregado. Su madre admira la fuerza y la tenacidad en las mujeres que saben abrirse camino en la vida, sin embargo, sabe que su hijo Oscar es un vividor y nosotros estamos seguros de que si se entera de la vida que lleva a sus espaldas va a nevar en verano.
Bertha y Agnes serán enemigas desde el comienzo porque nuestra querida tía no se junta con lo que ella considera barriobajeros. Las frases cada vez cualquiera a su alrededor menciona a la vecina son una auténtica gozada. Un aplauso para los guionistas.
La señorita Scott y su familia acarrean a sus espaldas una historia de mucha tristeza. Peggy se enamoró de un joven sin recursos que trabajaba en la farmacia de su padre y, al oponerse a la relación, se fugaron, contrajeron matrimonio y de su unión llegó un bebé, desde ese momento, el padre y ella dejan de mantener relación alguna. Ahora es una mujer con un matrimonio anulado que no puede aceptar lo que pasó e intenta encontrar a la matrona para que le hable más de su hijo y conocer qué sucedió exactamente ya que ella no estuvo plenamente consciente en el nacimiento.
Lo que conocemos más tarde en la historia es que, el padre de Peggy, había pagado y sigue pagando para hacer creer que el niño está muerto y lo entrega en adopción. Su madre Dorothy (Audra McDonald, la compañera de Baransky en ‘The Good Fight’) y Peggy desconocían esta historia por completo y nosotros la descubrimos en el último episodio. Esta familia nos va a dar mucho juego en las próximas temporadas.
La sociedad en la que nos sumergen en esta serie está llena de referencias a Downton Abbey, por lo que veremos también a la servidumbre en pleno apogeo. He de destacar que me gustan todos los personajes ya que cansan muchísimo menos y son mucho más cercanos que los que nos mostraron los mismos creadores en su anterior obra.
‘The Gilded Age’ es una serie para saborearla con tranquilidad. Desde el primer amor frustrado de Marian, hasta la visita a la tumba de su madre del joven sirviente de la tía Agnes y Ada tienen trasfondo, ahora bien, no puedo acabar este artículo sin mencionar a uno de mis personajes favoritos interpretado por Jeanne Tripplehorn como Sylvia Chamberlain.
La señora Chamberlain es a la que todos envidian por el dinero pero deben repudiar por su reputación. Enamorada de un hombre casado, tuvo un hijo con él fuera del matrimonio y esperaron hasta que se muriera la primera mujer para poder casarse. Esta es la versión oficial que corre como la espuma de casa en casa y una vez muerto el millonario señor Chamberlain, ya no tienen por qué dirigirle ni la palabra. Ahí es cuando nos queda patente una vez más la bondad de Marian y es correspondida en igual medida por parte de Sylvia, pero como se entere la tía Agnes los deshereda a todos. A esta señora espero verla a menudo porque nos aporta muchísimo y me encanta estar del lado de los que traspasan las leyes sociales con el añadido de ser culta, independiente y lo dio todo por amor. Fan.
Por último una curiosidad. El fastuoso baile de The Gilded Age ocurrió en la vida real y fue el baile de Alva Vanderbilt de 1883, que costó millones de dólares; quizás el evento más extravagante de su tipo que haya ocurrido en Estados Unidos. Yo querría ir a una fiesta así para vivir de cerca tanto chismorreo y ver cuántas veces me tropiezo con el vestido de la que baila al lado.
Si no me dejan ir me veo de esta guisa. Yo aviso.
‘La edad dorada’ está disponible en HBO Max