Jake Manley da vida a Jack Morton. (Fuente: Netflix)
Esta crítica se ha escrito tras haber visto la primera temporada de ‘La orden’. No contiene spoilers.
La semana pasada, Netflix estrenaba la última de sus series de fantasía. Se llama La orden y viene prometiendo acción, sangre y magia. Protagonizada por Jake Manley (iZombie), Sarah Grey (Bates Motel) y Matt Frewer (Altered Carbon), recupera un clásico para las obras de género como es la formación de un mago que se debe enfrentar contra fuerzas oscuras. La primera temporada está construida por diez episodios, emparejados dos a dos, en la que vemos a Jack y a su abuelo intentando vengar la muerte de su madre.
Pero La orden es de esas series que no pueden ser vendidas únicamente por su argumento. De corte adolescente, narra las aventurillas entre un grupo de magos universitarios y uno de hombres lobo. A algunos con eso se nos convence, pero somos a los que nos apetece casi cualquier serie teen sólo con meterle algo de fantasía. Lo cierto es que tiene mucho más. Conoce el género del que habla y, en lugar de tomárselo de una manera solemne, y casi afectada (como sucedía por ejemplo en The Vampire Diaries), saca a relucir una ironía constante que te mantiene con una sonrisa. La complicidad con el espectador es su mayor baza y la usa sin ningún tipo de pudor.
Los malos son exagerados y todo actor es susceptible de convertirse en prescindible. Las muertes se suceden de forma breve y caricaturesca. Y se regodea en ello. El propio espectador se ve tomándose a coña que se hayan quitado de encima a ese personaje con el que te comenzabas a encariñar. Te mantiene con la tentación de sacar una pizarra e ir enumerando los caídos en combate.
Una de las afecciones a las que estamos acostumbrados en las series adolescentes es que, tras cada batalla, tenga que venir una escena entre lágrimas y frases pretenciosamente profundas; de alguna manera, la muerte nos tiene que enseñar una valiosa lección. Olvidaos de todo eso, en La orden los fiambres son una consecuencia evidente de vivir entre seres fantásticos y un muerto no es más que otro muerto más.
Esa falta de querer presentar una historia importantísima y rodearla de pinceladas risibles la convierte en un producto a devorar. Es una serie ligera, entretenida y sin grandes pretensiones, que hace de ella el ejemplo perfecto de título que puedes ver de una sentada. No tiene grandes batallas ni escenas con efectos especiales, pero no pretende eso. Es acción rápida y un suceder de líos que te tienen atado a la pantalla. Y en ese entorno, juega bien.
Por otro lado, el contrapunto cómico la aleja de ser únicamente un producto adolescente, lo que hace que abra su abanico de público potencial. Ese es uno de los terrenos en los que Netflix sabe jugar. Agarra un género aparentemente limitado y, con dos vueltas de tuerca, lo convierte en algo que pueda disfrutar más gente. Y todo ello, sin cambiar su esencia ni demasiado pudor.
La orden no es la serie del año. No es su pretensión. Pero es muy entretenida y sabe dónde juega y qué se puede permitir. Sus protagonistas son guapos, listos y simpáticos. La gente de más de 40 años se mantiene estupenda, atractiva y caricaturesca, los personajes mezquinos lo son de una manera impecable y todo el mundo sabe qué hacer en situaciones de vida o muerte.
A todo ello estamos ya acostumbrados en una producción de este tipo. Y como tal, da lo que se espera de ella. Pero tiene un plus, un querer tener una visión algo más personal y absurda que la convierte en algo muy entretenido. No estira los dramas, evita los grandes discursos y da magia y hombres lobo. No se le puede pedir más.
‘La orden’ está disponible en Netflix.
7 series de magos y brujas que puedes ver si tienes ganas de Harry Potter
Con la incorporación de las películas a HBO y Netflix repasamos títulos en donde la magia tiene un papel importantefueradeseries.com