Esta crítica se ha escrito tras ver ‘Laëtitia o el fin de los hombres’ completa y no contiene spoilers.
En enero de 2011, Laëtitia Perrais fue utilizada políticamente por Nicolás Sarkozy, lo que desencadenó una huelga sin precedentes del sistema judicial, y llevó a todo un país a replantearse el sistema de acogida de menores. Todo esto lo logró con tan solo 18 años y cuando ya estaba muerta. Porque Laëtitia fue brutalmente asesinada dos semanas después de Año Nuevo, cuando volvía a casa en su scooter. La policía dio con su asesino dos días después, pero la búsqueda de su cuerpo, las marchas que se convocaron reclamando respuestas a las autoridades y el terremoto político que provocó el caso hicieron de él uno de los más sonados de comienzos del siglo XXI en Francia.
Las dimensiones del asesinato de Laëtitia fueron tales que, cinco años después, el historiador y escritor Ivan Jablonka le dedicó su undécima novela, titulada Laëtitia o el fin de los hombres. Al estilo de A sangre fría, Jablonka reconstruyó el crimen y sus consecuencias, se reunió con los allegados de la joven, y los responsables de asuntos sociales y de la judicatura, y puso sobre el papel la situación que atraviesan los niños y jóvenes de familias desfavorecidas de cuya tutela se encarga el estado. Pero, especialmente, retrató la violencia a la que se ven sometidas las mujeres a lo largo de su vida. Esta estremecedora novela de no ficción le sirvió a su autor para ganar algunos de los premios literarios más importantes del país y ser traducido a varios idiomas, entre ellos el español.
Cuatro meses antes de que se cumpliese una década del asesinato de Laëtitia, con la ayuda del libro de Jablonka y una procedente advertencia de que se trataba de una «historia ficticia basada en hechos reales», France TV llevó a la pequeña pantalla la historia de la joven, a pesar de que el proyecto se dio de bruces con el rechazo de la localidad en la que vivía la joven y que muchos encontraron innecesario, por morboso.
Jean-Xavier Lestrade, responsable de El caso de la escalera, fue el encargado de evitarlo, adaptando junto a Antoine Lacomblez la novela y dirigiendo la miniserie. El resultado son seis episodios que viajan en el tiempo para contar la infancia de Laëtitia, y de su hermana gemela Jessica, la confusa adolescencia en la que vivía y la cantidad de gente que la quería, ofreciendo así el retrato más completo posible de una joven que fue una víctima mucho antes de cruzarse con su asesino y a la que aquellos que velaban por ella no supieron proteger convenientemente.
A pesar de la brevedad de los capítulos, apenas llegan a los 50 minutos, la miniserie que desde hoy podemos ver en Filmin es capaz de contar una compleja historia personal y familiar en la que, sin la profundidad de la novela, los entresijos políticos y sociales que rodearon en caso no se quedan fuera. Y lo hace desde el respeto y el cariño, dibujando personajes que sufren demasiado pero que también son capaces de sonreír en un soleado día de playa. Toda una hazaña, que la crítica francesa ha reconocido, para un caso del que todo el mundo ha opinado y hablado pero al que le faltaba la perspectiva que ofrece el tiempo y las imágenes de una vida que llegó a los informativos cuando ya se había acabado.
Laëtitia o el fin de los hombres no es (solo) un true crime, aunque el centro del caso que narra sea uno de los asesinos más detestables de la televisión reciente. Tampoco es un drama familiar, quizá porque la joven conocía bien la primera palabra pero no tanto la segunda. Laëtitia o el fin de los hombres es una miniserie sobre el miedo que sienten las niñas, los abusos a los que se ven sometidas las adolescentes y la violencia que sufren todo tipo de mujeres a lo largo de su vida. La historia que tiene el rostro de una víctima, pero que podría tener la cara de decenas de ellas, que de no haber sido porque Larsson se adelantó probablemente se habría titulado Los hombres que no amaban a las mujeres.
‘Laëtitia o el fin de los hombres’ está disponible en Filmin.