Esta crítica se ha escrito después de ver los dos primeros episodios de ‘Leonardo’ y no contiene spoilers.
A la hora de llevar a la pantalla la vida de una personalidad reconocida el creador puede optar por ceñirse a la biografía del protagonista, con lo que ello suponga, o añadirle todo aquello que considere necesario para hacerla, a su entender, más atractiva para el espectador. El desencanto llega luego, cuando la historia que has visto es una pero, Google mediante, descubres que la realidad fue otra. Y entonces surge la inevitable pregunta, ¿era realmente necesario?
La ficción audiovisual anda sobrada de producciones biográficas que, por razones narrativas o económicas, no son tales. Los últimos en poner el grito en el cielo sobre el retrato serializado que se ha hecho de una persona conocida han sido los familiares de Halston, pero los de Aretha Franklin, que se estrena este viernes en Disney+ en la antología Genius, tampoco quedaron demasiado satisfechos. Lo mejor en estos casos es que el personaje del que se corrompe su historia lleve siglos fallecido, para que así las posibilidades de protesta sean las mínimas.
Tal vez por eso Leonardo, que hoy estrena TVE, se ha vendido como “la historia del hombre y del genio a través de una desconocida historia de misterio y pasión”. Tan desconocida que no es real. Y es una pena, porque la producción es notable, es evidente que la alianza de radiotelevisiones públicas europeas RAI, France Televisions y ZDF con la producción asociada de RTVE ha puesto mucho dinero para hacerla posible y, lo que es más importante, la vida del protagonista probablemente fuese lo suficientemente interesante como para no reescribirla por razones narrativas. A pesar de que las producciones previas basadas en la vida de Da Vinci no tuviesen demasiado éxito.
La creación de Frank Spotnitz y Steve Thompson arranca con el reconocido genio, al que encarna Aidan Turner (Poldark), siendo detenido y llevado a la cárcel. Allí el inspector Stefano Giraldi (Freddie Highmore) le interroga sobre la muerte de Caterina de Cremona (Matilda de Angelis), de la que le consideran culpable por sus conocimientos de alquimia. La acción se traslada entonces dieciséis años atrás, cuando Leonardo y Caterina se conocen en el estudio del maestro Verrocchio. Él está dando sus primeros pasos como artista, ella se gana unas monedas siendo modelo para los dibujantes. El comienzo de su relación no es precisamente prometedor pero evoluciona mientras descubrimos los miedos de Da Vinci, cómo se gana la confianza de su maestro y cómo termina consiguiendo su propósito, convertirse en su aprendiz.
Para aquellos que sientan curiosidad por el arte o la figura del polifacético creador la producción es interesante porque a lo largo de sus ocho episodios se adentra en otras tantas obras de Da Vinci. A través de los flashbacks, que en realidad ocupan buena parte de la narración, cada capítulo descubre los procesos creativos del artista, su papel en obras ajenas o propias, sus dudas a la hora de llevar al lienzo lo que siente o los encargos que recibió y lo que eso supuso para su vida y su carrera artística. Sin embargo, aquellos que ya conocen su biografía es probable que se sientan decepcionados, o algo peor, cuando descubran lo que los guionistas han creído necesario incluir en la historia de Leonardo para hacerla televisivamente atractiva. Y no me refiero a personajes italianos hablando en un perfecto inglés.
Así que al igual que los creadores adornaron la biografía de Da Vinci con una trama criminal mi recomendación para el espectador es que se despreocupe de la trama criminal y se centre todo lo demás. Que no anda falta de licencias y anacronismos tampoco, pero que es en realidad la razón que nos ha llevado frente a la pantalla, conocer algo mejor “la historia del hombre y del genio”.
‘Leonardo’ se estrena hoy a las 22:10h. en La 1.
