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Crítica: ‘Lost in space’, aventuras siempre al límite

La familia Robinson es la protagonista de ‘Perdidos en el espacio’. (Fuente: Netflix)

La historia de Robinson Crusoe, abandonado en una isla perdida en medio del océano, ha dado pie a multitud de inspiraciones, homenajes y remakes directos. Una de esas variaciones de la novela de Jonathan Swift es El Robinson suizo, un libro publicado en 1812 por Johann David Wyss que llevaba un poco más allá el concepto al convertir en náufragos a una familia entera. Así, podía añadir los conflictos entre padres e hijos a la historia de supervivencia pura y dura.

En 1965, Irwin Allen, maestro del cine de catástrofes, se llevó esa misma idea al espacio e hizo que los Robinson se quedaran a la deriva en su nave espacial. La serie Perdidos en el espacio fue un gran éxito que llegó a tener una nueva versión en cine en 1998 (que no funcionó del mismo modo en taquilla), y resultaba raro que nadie se atreviera a resucitarla en medio de la fiebre actual por los revivals y los reboots.

Es Netflix quien, el próximo 13 de abril, dejará ver una nueva Lost in space que se beneficia de los avances en efectos especiales y que tira de los nuevos modos de narrar impulsados por el método de la plataforma de lanzar la temporada completa de golpe; a saber, mayor serialización y un desarrollo poco a poco de la historia. No se presenta todo en el primer episodio, como es habitual en las series semanales de las networks, sino que se emplean varios para ir desplegando la trama.

Los dos primeros capítulos de Lost in space, sin embargo, no malgastan tiempo en poner a sus protagonistas en problemas. En apenas cinco minutos se han estrellado contra un planeta desconocido, su nave se hunde en el hielo y la madre resulta herida. A partir de ahí, los guionistas Matt Sazama y Burk Sharpless tiran de flashbacks para contarnos quiénes son estos Robinson y por qué han llegado hasta allí, aunque tampoco importa demasiado. Esos flashbacks deberían presentar y perfilar las dinámicas entre los personajes, que es el gran punto débil del arranque de la serie.

Casi no hay nada que distinga a unos personajes de otros. Sabemos que los padres (interpretados por Toby Stephens y Molly Parker) llevaban tiempo separados y que los hijos son muy inteligentes pero que Will, el pequeño, tiene tendencia a quedarse parado y aturdido cuando hay un peligro. Y ya está. Es una pobre caracterización inicial para que nos preocupe realmente que alguno de ellos pueda morir.

‘Perdidos en el espacio’ llegará el 13 de abril a Netflix
El remake de la vieja serie de los 60 se centra en una familia de astronautasfueradeseries.com

También hay que tener en cuenta que los dos primeros capítulos tienen la tarea de presentar todo el mundo de Lost in space. Los Robinson formaban parte de una gran nave colonizadora humana que sufre un percance, y más tripulantes terminan cayendo al mismo planeta desconocido, así que no sólo los conocemos a ellos. Entramos en contacto igualmente con el robot (que tiene un giro un poco más inquietante en esta nueva versión), con el misterioso doctor Smith (interpretado ahora por una mujer, Parker Posey) y Don, mecánico dispuesto a lo que sea para sobrevivir. Entre todos ellos hay, al principio, secretos desconocidos para los Robinson que causarán aún más problemas. Por ejemplo, por qué abandonaron la nave colonizadora antes de tiempo.

Parker Posey es la doctora Smith. (Fuente: Netflix)

Todo eso irá desvelándose con el paso de los episodios. El inicio busca atrapar al espectador tirando del espectáculo y de los diferentes obstáculos que los Robinson se van encontrando en cuanto se dan cuenta de que han “naufragado”, ya sea un glaciar traicionero, graves lesiones o tormentas de una intensidad nunca vista. Es como si los personajes se enfrentaran a un compendio de todas las películas de catástrofes producidas por Irwin Allen.

Esas situaciones al límite deben desvelar las relaciones entre ellos y llevarlos a que superen los recelos que pudieran albergar cuando aún estaban en la Tierra, pero quizás hacen falta más capítulos para que ese aspecto de la serie funcione mejor. Corre el riesgo, si no, de parecerse demasiado a Terra Nova, otra serie que unía drama familiar con un viaje fantástico, en este caso a la era de los dinosaurios, y que no consiguió que ni personajes ni sus aventuras convencieran a la audiencia.

Lost in space, al menos, no tira de la nostalgia. Sus resortes son los de las space operas de toda la vida y las historias derivadas de Robinson Crusoe, añadiendo unas agendas ocultas a algunos personajes que, de momento, no sirven para que los veamos como complejos.

Es imposible aburrirse con los dos capítulos iniciales porque están pasando cosas continuamente y los protagonistas nunca logran escapar del todo del peligro, pero su retrato es una de sus principales carencias. Es pronto para adivinar si Lost in space mejorará en ese aspecto pero, de momento, lo más destacado es su propuesta de entretenimiento más para toda la familia que para un público que pida algo más sofisticado.

‘Lost in space’ se estrena el 13 de abril en Netflix

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