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Crítica: ‘Billions’ demuestra su pericia para el final sorpresa en la temporada 4

(Fuente. Showtime)

Esta crítica se ha escrito después de ver la cuarta temporada de ‘Billions’ y contiene spoilers.

Billions no es la serie más popular en la conversación seriéfila. Si contara a las personas que la ven en mi entorno cercano (en el cual incluyo también a las personas con las que interactúo en Twitter) creo que me sobrarían dedos de una mano.

Entiendo a los que nunca se han acercado a ella, porque sobre el papel parece una serie sobre señores poderosos que están inmersos en una lucha eterna por imponer su fuerza y demostrar su astucia. La premisa, conflictos y el entorno en el que se mueven los personajes de Billions no pueden resultar más lejanos y reconozco que en muchas ocasiones me pierdo con su jerga económica y su teoría del juego, pero también que nunca he podido dejar de verla; siempre la he llevado al día.

Billions ha convertido en un arte sus diálogos extravagantes llenos de referencias, con un momento culmen en el monólogo en italiano de Chuck en esta cuarta temporada. Y digo que los ha convertido en arte, porque en otro contexto, en una serie con otro tono y con otros actores, todo esto sería sumamente ridículo y aquí es un espectáculo hecho para el disfrute.

No he vuelto a ver la primera temporada y no sé si este tono de dramedia ha estado tan presente desde el principio, lo que es indiscutible es que desde entonces ha conseguido explotarlo como fuente de gozo para el espectador. Al menos, así es como lo percibo a nivel personal, porque sé que en cada episodio Billions me saca una carcajada con sus excesos.

No es nada fácil mantener todas esas pelotas en el aire en esta función de malabares. Si se cae una nos distraemos, y si nos distraemos descubrimos cuál es el truco de su juego de magia, y no queremos, porque lo que más se disfruta en Billions es cuando al final nos revelan que todo formaba parte del plan de uno de los personajes, que ha pasado todo lo que había pensado que iba a pasar. Y no porque ha confiado en su suerte, sino porque ha urdido su maquinación milimétricamente, porque conoce a su adversario mejor que su propia madre.

(Fuente: Showtime)

Y esto es lo que ha ocurrido en el final de esta cuarta temporada en el que, con un episodio que sigue la estructura de película de atracos, se nos revela que Chuck le había tendido una trampa a Bryan, el misterioso “idiota”. Pero, a pesar de lo sorprendente, no fue eso lo más importante. La red de traiciones fue intrincada y la más frustrante es la de Bobby a Rebecca.

Con su último movimiento él se pone en el lugar de villano para la próxima temporada, aunque, dentro de lo infame de esa decisión motivada por la obsesión, hay que reconocer algo positivo: Bobby respeta tanto a Rebecca como su igual que prefiere darle la puñalada ahora y no después porque, como reconoce, su alianza con Taylor era algo que nunca iba a superar.

Taylor y su equipo son con quienes iré en la quinta temporada. Chuck y Bobby se han creído que juegan a un juego que los demás no saben jugar; están tan abstraídos en sus yoes y su complejo de superioridad que creen estar controlando a Taylor cuando ya les lleva puntos de ventaja. En mi mundo ideal, a su equipo se termina uniendo Wendy, Kate sigue haciendo lo que sabe hacer mientras otros la subestiman y Rebecca regresa para dar la puñalada final. No me imagino una mejor fiesta de autodestrucción de los protagonistas.

(Fuente: Showtime)

Notas al margen

  • Los cameos de Billions son siempre curiosos. Cada vez que aparece un cantante, cocinero o deportista, son figuras públicas interpretándose a sí mismas, como Mark Cuban y Alex Guarnaschelli en el último episodio.
  • Decíamos que el episodio final había seguido la estructura de una película de atracos y si funciona así de bien, es porque David Levien y Brian Koppelman, los creadores de la serie, tienen práctica, firmaron juntos el guion de Oceans 13.
  • Sobre la escena final de Wendy en casa de Bobby y ese momento tan doméstico como hacer la cama juntos, me complace confirmar que Levien y Koppelman son conscientes de que la relación entre ellos trasciende lo sexual y es una rareza en la televisión. Que siga así, por favor.

‘Billions’ se encuentra disponible completa bajo demanda en Movistar+.

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